Baloncesto | Liga Endesa

Una inoperancia que crea desapego

  • El conjunto de Quintana suma otra sonrojante derrota para encadenar nueve ante la desazón de la grada

  • El equipo no tiene alma ni un líder, está roto y un Real Madrid a medio gas le pasó por encima sin despeinarse

El madridista Tavares intenta bloquear un pase. /JUAN CARLOS VÁZQUEZ

El madridista Tavares intenta bloquear un pase. /JUAN CARLOS VÁZQUEZ

Pues el balance ya es 0-9. Hacer historia en la ACB está en la mano. Los subcampeonatos de liga del Caja San Fernando no figuran en las estadísticas, pero este Betis Energía Plus va camino de superar el 0-11 del Murcia de la campaña 96-97. Ya queda menos tras la novena derrota del conjunto sevillano. Perder no es noticia. Ni siquiera dejar de competir tras el primer cuarto. Caer contra el líder Real Madrid entra dentro de la lógica. Incluso ceder por un abultado marcador, en este caso por un sonrojante 63-98. No sería la primera vez, de hecho, pero la sensación de encefalograma plano del equipo asusta y la afición, cansada, comienza a desapagarse. Cuidado.

Las ventanas FIBA darán un respiro.Al aficionado, claro, porque los jugadores llevan un par de meses de vacaciones. No habrá baloncesto y los seguidores podrán desconectar por fin y olvidarse de que su equipo se arrastra por las canchas de España. El efecto Quintana no es que se haya difuminado, sino que no ha existido y sin un buen entrenador que dirija las operaciones pasa lo que pasa. La elección del secretario técnico, Antonio Alonso, para relevar a un desafortunado Alejandro Martínez, pieza clave en la formación de unos jugadores que están lejos de ser pronto un equipo, ha sido un desastre. Se veía venir, había quien lo esperaba incluso, pero aun así fue el elegido y la idea del vasco de seguir mirando al mercado debería estar en el punto de mira porque el grupo, lejos de mejorar, ha empeorado.

¿Por qué Boungou-Colo, 10 de valoración esta jornada, sigue teniendo carta libre para todo si juega para sí mismo? ¿Por qué McGrath tiene minutos por decreto? ¿Por qué se permite el pasotismo de alguno? ¿Por qué la actitud lamentable en defensa y la anarquía en ataque? Todo lo que pasaba antes sigue ocurriendo, así que o el problema es de los jugadores, de los entrenadores o de los dos. Elijan la opción, pues se acierta con cualquiera.

Entre unas cosas y otras el partido duró un cuarto. No es ése el problema, sino la dejadez de un conjunto sin sangre en las venas, ni nadie que se la inyecte, que regala canastas porque no existen las ayudas atrás (eso se trabaja en los entrenamientos) y que en ataque se dedica a lanzar melón tras melón. Ni una voz desde el banquillo dice "así no". Carta blanca para que tipos como Boungou-Colo firmen un 0/6 en tiros de campo en poco más de 11 minutos: 0/5 en triples.

En su defensa hay que decir que no fue el único con unos números desastrosos. Con la táctica de tonto el último vigente, con el beneplácito desde el banquillo, nadie quiere quedarse sin mirar el aro. No hay roles definidos y cualquiera que agarra el balón se cree el Michael Jordan de turno. Sólo Anosike y Golubovic saben que no están capacitado para lanzar desde más allá de la línea de los 6,75 metros. Fue el único que no lo intentó. Sus compañeros firmaron un 3/27 para olvidar. ¡3/27! Hubo de todo. Errores lanzando sin oposición, tiros grotescos que reclamaban banquillazo y otros que ni tocaron el aro. Y eso que tenía cinco bases en la convocatoria para elegir a un director de juego, claro que Franch no dispuso ni de un segundo por decisión técnica.

Habría que preguntarse por qué el Betis dejó de ejecutar lo que estaba haciendo bien. La cosa funcionaba con Anosike haciendo daño en la pintura imponiendo su físico a un timorato Tavares, aprovechando el dinamismo de un Draper, que pronto entendió dónde está ahora. Un mínimo movimiento del brazo para protegerse acompañado del mejor de los teatros de Campazzo le costó al estadounidense, que salió de titular, su tercera personal en apenas cuatro minutos. Ya sabe que juega en el colista de la ACB y no en el intocable Real Madrid. Aun así el norteamericano fue de lo mejor, junto a Anosike, en los locales con un par de entrenamientos en sus piernas y sin jugar desde junio.

Pero a los de Óscar Quintana les falta sangre. Testiculina. Una broca de Pablo Laso a los suyos bastó para cambiar el partido. "Vais andando delante y detrás", les gritó a sus pupilos enfurecido el vitoriano con el 16-10 en el marcador. Dicho y hecho. Doncic respondió con un triple lejano y abrió la lata desde el triple. Uno tras otro fueron cayendo ante la atenta mirada de los verdiblancos, que todavía no han entendido que con la mirada no se defiende. Ahí se acabó el canto a la ilusión de los primeros minutos y a golpe de triple (10/17) los blancos devolvieron a su rival a la cruda realidad.

De ese 16-10 se pasó a un 18-29 al término del primer cuarto y adiós muy buenas. 11 puntos que para cualquier equipo que luche son remontables fueron una losa para los verdiblancos, que bajaron los brazos a partir de ese momento. Para qué luchar, pensarían. ¡Qué pereza! Pereza es la que da ir cada dos fines de semana a San Pablo a ver a un conjunto perdedor que no planta cara ni a un Real Madrid con Radoncic y Yusta –ya quisiera el Betis contar con Yusta– en pista. La desazón cunde en la grada mientras la inoperancia se multiplica en la pista y eso es un serio problema. Si no cambia los planes, Quintana le dará unos días de descanso a sus chicos. Muy merecidos, claro. No hay trabajo que hacer. Con el 0-9, todo va bien.

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