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El grupo y las proezas (76-68)

  • El Betis suma el tercer triunfo seguido ante el Unicaja tras una exhibición defensiva.

  • La labor de Triguero en los minutos finales, vital.

Nachbar penetra ante Jeff Brooks.

Nachbar penetra ante Jeff Brooks. / José Ángel García

El Betis Energía Plus lo hizo. La lió. Después de vencer consecutivamente al Real Madrid y al Bilbao, el conjunto entrenado por Zan Tabak armó el alboroto en San Pablo tras derrotar al Unicaja después de una colectiva exhibición defensiva. No es frecuente dejar con nueve puntos en un cuarto a todo un Unicaja cuyo promedio anotador en la temporada era de 84,5 puntos por partido, y eso se debió a una extraordinaria tarea colectiva, a la que se sumaron proezas puntuales que podrían personificarse en la figura de Juanjo Triguero, quien incluso oyó a San Pablo coreando su nombre. Se trata del séptimo triunfo cajista, una cifra que pocos podrían haber esperado tras una cuesta a la que se enfrentaba en este lapso del calendario. Es tal el milagro obrado por el Betis que, a falta de una jornada para la conclusión de la primera vuelta, aún no ha desechado todas sus posibilidades de clasificarse para la Copa del Rey. Si gana al Andorra por 38 puntos el próximo domingo, el equipo competirá en Vitoria (siempre que el Bilbao pierda ante el Baskonia). Aún tiene que haber aficionados cajistas restregándose los ojos. El Betis ganó, sí, pero cómo lo hizo... Y a quién se lo hizo. En la presente campaña el Unicaja nunca había dejado su casillero por debajo de los 70 puntos. Lo hizo el Betis a costa de un extenuante trabajo en defensa en el que todos y cada uno de los jugadores que pisaron el parqué de verdiblanco tuvieron culpa. El mérito fue sin duda colectivo. Tabak ha logrado finalmente que su equipo no sólo defienda con fiereza en determinados periodos de los 40 minutos sino que ya lo hace con una continuidad que, claro, fue decayendo levemente conforme transcurrían los minutos. Como Mahalbasic, hubo jugadores que llegaron fundidos al periodo definitivo y allí fue cuando la figura de Triguero, un poco habitual, se erigió como protagonista de una de las proezas de la jornada.En la circunstancia que derivó en la heroicidad del cinco valenciano tuvo mucho que ver su compañero Mahalbasic. El austriaco, que realizó un primer cuarto de ensueño -a su contraparte en el Unicaja, N'Diaye, lo dejó tocado definitivamente para el resto del choque-, cometió peligrosamente su cuarta falta a falta de algo más de seis minutos para el final. Sucedió lo lógico: entró Triguero con la idea, pensaron todos, de permitir la vuelta de Mahalbasic en los minutos finales. Pero entonces sucedió lo ilógico: a base de rebotes, de canastas desde el poste bajo y de tiros libres, Triguero se convirtió en el puntal que sostuvo a los verdiblancos en el tramo final. Tal era el estado de gracia del jugador de Gandía, que, tras un saque de banda junto al banquillo bético, el austriaco -el interior titular- se acercó con dos toallas y con infinita humildad a secar el sudor de su compañero. Con eso, y con unos ánimos, se evidenció el particular vínculo de los dos cincos del equipo. En ese momento, quiso simbolizar Mahalbasic, Triguero era el héroe. Suyos fueron los puntos que, a falta de poco más de tres minutos para el final, desequilibraron la igualdad a 61 puntos con la que el Unicaja amenazaba a remontada. Suyos fueron el rebote ofensivo y el palmeo que volvieron a elevar la ventaja verdiblanca a una distancia de alivio. Suyas, en fin, fueron las ayudas que llevaron al equipo de Joan Plaza a anotar apenas cinco puntos en los últimos cuatro minutos.Cierto es que las ayudas fueron generalizadas. La primera mitad del Betis fue una exhibición: tanto es así que el Unicaja, con la sensible baja de Musli, alcanzó la pírrica cifra de 25 puntos antes de marcharse a la caseta, algo que debe haber ocurrido muy pocas ocasiones en la historia del equipo malagueño.Cabe destacar en este capítulo a otro jugador que no suele figurar en los reportajes televisivos o en las portadas como mejor jugador del mes. La primera parte de Alfonso Sánchez en defensa fue digna de espectáculo. Con la ayuda de sus compañeros, jugadores peligrosos como Jamar Smith o Nedovic vieron anulados sus porcentajes. Sobre todo el primero, que empezó a calentarse en el primer cuarto hasta que el verdiblanco le congeló las manos, las piernas y hasta el discurrir. Su obra en la cancha valió un potosí y, cómo no, la importante séptima victoria. De la firma coral del tercer triunfo cajista consecutivo basta mencionar que, una vez más, hasta cinco jugadores béticos terminaron por encima de la decena de puntos. Y no debe olvidarse que lo hacían contra un equipo, el Unicaja, que luce galones de alto rango no sólo en la Liga Endesa sino en la Eurocup. Con todo, el derbi fue para los sevillanos, un triunfo presenciado además por casi medio millar de hinchas malagueños a quienes se les agradeció cortésmente el apoyo recibido durante los sudores del pasado verano que anunciaban desaparición. Desde la hermana Málaga también contribuyeron para que ayer, ante ellos, se viviera un triunfo de excepción.

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