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Como no era una final... (57-71)

  • El Betis, sin tensión y nervioso, no salva ni el 'average' ante un rival directo como el Joventut, superior a los locales en juego y actitud.

Las imágenes del Betis E. Plus-Joventut

Las imágenes del Betis E. Plus-Joventut / Juan Carlos Vázquez

Decía Zan Tabak en la previa del encuentro que el partido no era una final. Quizá su mensaje caló hondo entre los suyos, que se lo tomaron a pitorreo, especialmente en un segundo cuarto que fue de los más lamentable de la historia de un equipo. Una sola canasta de campo logró en 10 minutos, y fue sobre la bocina de Nachbar, para un parcial de 5-21 con el que el Joventut de Diego Ocampo, además de darle un repaso táctico al técnico balcánico encauzó un triunfo que hace que el Betis Energía Plus tenga que amararse el cinturón en la recta final de la liga para alcanzar la salvación. Vienen curvas. Ni el average salvó el cuadro hispalense. Pero no era una final, claro.

Puede que Tabak salvase el puesto ganando en Fuenlabrada. Fue una vida extra y quizá se lo juegue todo la próxima semana contra el Bilbao Básket. Porque ya no es la derrota, sino la paupérrima imagen de los suyos en la primera parte, incluso cuando al término de los primeros 10 minutos ganaba por 15-13. El equipo ataca sin cabeza, anárquico, a la carrera alocada como si no tuviese otro plan. Sin idea. A lo Juan Palomo. Y así no se va a ningún sitio en la ACB, una liga competitiva en la que el colista te pinta la cara en los dos partidos del curso.

Vamos por partes. Ya en el primer acto el Betis daba la sensación de jugar con nervios. Con una presión que no sabe manejar. El Joventut entró mejor en el choque, con continuos dos contra uno sobre Mahalbasic dejando libres a tiradores poco fiables como Radicevic o Alfonso Sánchez. Un riesgo asumible para Ocampo. La Penya fue asentándose en el partido y de las imprecisiones iniciales comenzó a jugar con una velocidad que desarboló a un Betis enfrascado en guerras internas. Uno que no me la pasa, otro que se piensa que es bueno y se la juega... Y así, entre fallos de uno y aciertos del otro, el cuadro catalán encontró un camino de rosas para romper el choque liderados por Sabat y Abalde. En el minuto 17 entre los dos sumaban 23 puntos. El equipo de Tabak sólo 18, sin ver aro en todo el segundo cuarto en tiros de campo (sólo tres tiros libres) hasta que Nachbar sobre la bocina dejó una bandeja.

Esta circunstancia y no es ya achacable a los famosos detalles a los que siempre alude Tabak. Anotar cinco puntos, tres desde la línea de personal, no es por detalles. Es porque el equipo bético tiene grandes carencias en su juego y de calidad. Marelja no es jugador de baloncesto. Al menos de momento. Está tan verde como la camiseta del Joventut y más para rendir en una ACB que nada tiene que ver con la liga de la que procede. Un melón cuando estaba bajo el aro fuer su producción ofensiva... Y gracias a que el rival no le atacó más en su emparejamiento con Jerome Jordan. Otro de la cuerda de Marleja es Milosevic. Que va a su bola, porque se cree bueno por se campeón de Hungría. Triples que no llegan al aro, pérdidas, defensa blandita... Pero ahí está el serbio, con minutos y protagonismo pese a todo. Las suyas fueron unas de las 12 pérdidas que los locales hicieron en la primera parte, que acabaron con un desastroso 1/12 en triples, la mayoría por la mala selección en el tiro porque falta un director puro, además de Kane.

Entre unos y otros, la Penya vio que un encuentro que debía ser una batalla cargada de tensión era un plácido choque porque para el rival no era una final. Era un encuentro más. Desde el mensaje hasta las rotaciones, los cambios..., en todo se equivocó Tabak, que si en el primer tiempo gesticulaba algo tras el descanso parecía impasivo viendo cómo los suyos no era capaces de levantar la cabeza. Alguno no sabe lo que es el orgullo, ya que asume que su agente lo colocará en otro sitio el año que vine y no pasa nada.

Hacía falta algo que despertara al equipo tras el descanso. No vino desde el banquillo, porque apenas una vez intentó frenar el técnico la sangría triplista del Joventut con una zona. Fue Radicevic el único, junto a Nachbar, que mostró que la derrota le dolía tanto como el aficionado que pagó una entrada para ver semejante ridículo. Entre los dos, más los puntos de Mahalbasic y Stojanovski, intentaron cambiarle la cara el duelo, pero desde más allá de la línea de los 6,75 metros martilleaba el Joventut continuamente, sumándose Bogdanovic a la fiesta, hasta lograr una máxima renta de 18 puntos (30-48).

El Betis cortó la sangría de pérdidas y empezó a buscar a Mahabasic, que ya no recibía tantos dos contra uno, aunque el hecho de que apenas aguante cinco minutos en pista sin que le tengan que poner la mascarilla de oxígeno le quita muchas opciones al cuadro verdiblanco. Pero el Joventut ha perdido muchos partidos esta temporada por no saber gestionar sus ventajas. Tan fácil lo vio que se relajó y cuando los triples no empezaron a entrar los locales fueron reduciendo la desventaja.punto a punto. Y es que con 46-55 y haciendo falta puntos jugar con Cate, Milosevic y Alfonso Sánchez no era lo mejor. Y sin triples, pese a la necesidad, y con un especialista como Marc García sentado en el bando todo el choque... Pero llegó el triple de Radicevic (2/14 entonces) para poner a su equipo a seis puntos. ¡A seis! Sin embargo, no era merecedor el Betis del triunfo y Sergi Vidal contestó de inmediato. Los de Tabak se pusieron nerviosos y dos pérdidas seguidas acabaron con el sueño. Pero no pasa nada. Esto no era una final.

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