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La línea entre ganar o perder

  • En los últimos cinco partidos clave la mala defensa del triple condenó al Betis en el cuarto decisivo

Iverson pugna por un rebote con los béticos Kelly y Golubovic.

Iverson pugna por un rebote con los béticos Kelly y Golubovic. / julio muñoz / efe

"Es raro tirar 40 triples, pero es que de esos 36 pudieron ser liberados. La defensa del Betis nos permitía muchos lanzamientos liberados de tres puntos, pero debía ajustar también la defensa". Lo que muchos aficionados llevan viendo desde hace tiempo lo refrendó con palabras un profesional del baloncesto como Joan Peñarroya, técnico del Morabanc Andorra, cuyo equipo se llevó el triunfo de San Pablo con un 16/40 (40% de acierto) en lanzamientos desde más allá de la línea de los 6,75 metros.

Al último cuarto, una vez más, llegó el conjunto de Óscar Quintana mandando en el marcador y, como viene siendo habitual, se derrumbó cuando más concentrado debía estar. Ni defensa, ni rebote, las claves que dio el técnico en la previa del choque: 36 puntos encajados en el último cuarto y 17 rebotes ofensivos del rival, aprovechados para sumar 24 puntos en segundas oportunidades. Todo jugador visitante que pisó el parqué capturó algún rechace de las canastas.

Pese a que a Quintana se le insiste en ello, no ve un problema en los lanzamientos que el rival de turno disfruta sin oposición desde el triple. Peñarroya, sin embargo, sí lo vio claro y lo supo aprovechar.

Con 70-64 para los verdiblancos se inició el último cuarto, con un quinteto titular formado por Mikel Úriz, Schilb, Zagorac, Iván Cruz y Anosike, los mismos que acabaron el cuarto anterior. Anosike y Schilb habían jugado el tercer periodo al completo, el base los últimos seis minutos y Zagorac e Iván Cruz, los últimos tres, aproximadamente. Sí refrescó su quinteto el Andorra, que le dio la vuelta al resultado con un parcial de 0/12 de inicio, (70-76), para terminar abriendo brecha (74-83) en poco tiempo. En este último cuarto los del principado lograron un 5/11 en triples. Casi la mitad de sus 36 puntos fueron desde más allá de la línea de los 6,75 metros. Y no es la primera vez.

Ante la Penya una semana antes la moneda salió cara, pero pudo salir cruz. Del 80-73 a falta de 1.43 minutos para la conclusión del duelo se pasó en poco más de un minuto al 82-81 (a 28 segundos del final) y bola para la Penya. Laprovittola, por fortuna, se equivocó al apostarlo a todo o nada con un triple que no entró, pero es que los verdinegros remontaron a base de lanzamientos de tres puntos: 5/7 en el último cuarto. Es decir, 15 de los 23 puntos (más de un 65%) que logró el Joventut fueron desde el triple.

Antes el Betis visitó al Estudiantes. Tras ir por detrás en el luminoso casi desde el principio McGrath colocó el 57-63 para el cuadro sevillano al inicio del cuarto parcial. El cuadro colegial acabó llevándose el choque anotando en esos últimos 10 minutos 32 puntos, de los cuales 18 (6/11) fueron conseguidos desde más allá de la línea de los 6,75 metros.

La historia se repite más atrás. Sin contar los partidos ante el Valencia Básket y el Baskonia a domicilio, resueltos con palizas, ante el Gipuzkoa de nuevo hubo derrumbamiento. Por 78-71 ganaban los de Quintana a poco más de siete minutos de que el partido acabase. Esta vez los triples no fueron tan determinantes, pero de nuevo encajó el equipo hispalense un alto porcentaje en el cuarto decisivo: 3/6 hicieron los jugadores del plantel donostiarra en San Pablo, si bien el total fue de un 12/26: un altísimo 46% de acierto.

Y en Burgos, en un encuentro ante un rival directo que estaba encarrilado, otra vez se cayó el equipo por completo. Con más 11 (52-63) y posesión abrió el último cuarto el equipo de Quintana, tirados todos jugada a jugada. De los 28 puntos anotados por los locales en ese último acto 15 llegaron desde el triple, con un 5/11 que valió para forzar una prórroga que acabó ganando.

Cinco partidos decisivos en los que el club se jugaba la supervivencia que se pudieron ganar y se acabaron perdiendo por un mal último cuarto en los que la defensa de la línea exterior dejó mucho que desear. Cinco veces. Una será mérito del rival, dos mala suerte, tres casualidad..., pero cinco...

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