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Hasta aquí llegó la broma (81-76)

  • El Betis pierde ante un pobre Joventut y encadena su sexta derrota consecutiva

  • Alejandro Martínez está en el disparadero de salida, no sólo por los resultados sino por las sensaciones que muestra el equipo

El Betis Energía Plus necesita un cambio de rumbo en el aspecto deportivo. El equipo no se sostiene y tras la sexta derrota seguida (esta vez 81-76 ante la Penya) en otros tantos partidos esperar más a que el proyecto de Alejandro Martínez arranque sería perder el tiempo. Nadie asegura cuándo arrancará. O si arrancará. No hay equipo y ya la excusa de que la plantilla se formó tarde ha caducado. Ante un rival directo como el Joventut, quizá uno de los peores Joventut de la historia, se notaron más que nunca los problemas en el liderazgo desde el banquillo. Los dos pívots eliminados a falta de cinco minutos del final, ataques deshilachados y sin sistemas, despistes, falta de actitud... Cualquiera lo ve y si el entrenador no es capaz de poner freno a ello, hay algún problema.

Sin pivots, eliminados por faltas, los últimos cinco minutos el Betis jugó incluso mejor

Y puede que el problema, ojo, sea de los jugadores. Pero en el deporte profesional todos saben por donde se rompe primero la cuerda. Después de seis jornadas al conjunto de Alejandro Martínez no se le atisba ni de lejos que entienda la definición de equipo. En ataque si se dan más de tres pases es noticia y en defensa son demasiadas las ocasiones en las que el rival lanza completamente solo. Sin ayudas, sin compañerismo. Se aprecian caras largas en muchos de los jugadores béticos, quizá por la mala dinámica de resultados. Nadie anima al compañero de al lado y cada uno va a los suyo. Unos hacen lo que puede, lo que es de agradecer. Otros, lo justo y los hay también que directamente pasan de todo. Que van a lo suyo, que es agarrar el balón e irse sin pensar en nada ni nadie a por la canasta contraria.

Hay un problema de egos y roles en el vestuario que hay que atajar. Es responsabilidad del técnico, que sigue reclamando tiempo y ve mejoras donde nadie más las ve. Y mientras pasan las semanas el equipo se hunde más y más. Alguien tiene que reaccionar.

Bongou-Colo trata de anotar ante Wayns y Jerome Jordan. Bongou-Colo trata de anotar ante Wayns y Jerome Jordan.

Bongou-Colo trata de anotar ante Wayns y Jerome Jordan. / D. Grau / ACB Photo.

Tras un inicio igualado la entrada de Golubovic por un acelerado Anosike, que en menos de dos minutos se fue al banquillo con dos faltas, dio un cambio en el cuadro verdiblanco. Con sus centímetros y fuerza capturó un par de rebotes ofensivos para anotar y dos tiros libres de Bongou-Colo parecían enseñar el camino hacia el tan esperado triunfo. Pero el Betis se cortocircuitó. En los dos aros. Iván Cruz no respondió ala confianza del técnico y sin Kelly en la pista no había un claro referencia. A partir de ahí, pérdidas de infantiles, lanzamientos realmene malos impropios de profesionales y escasa defensa. Ventura, un jugador que como Sergi Vidal siente la Penya como algo propio (de esos faltan por San Pablo), clavó un triple de esos que el Betis permite lanzar sin oposición alguna y Wayns se estrenó con una bandeja marca de la casa para dejar en nada la ventaja de los verdiblancos, que erraron seis ataques seguidos. Un dolor.

Los nervios de un lado y otro eran cada vez más evidentes sobre el parqué. Se sentía incluso el miedo a tirar; la responsabilidad de un encuentro de los que pueden marcar el devenir en una temporada. Mientras Diego Ocampo le pedía a los suyos que disfrutaran en la pista, Alejandro Martínez intentaba hacer ver a su equipo que el colectivo es lo más importante. El primero tuvo más éxito que el segundo, al que le empezaron a caer goterones de sudor cuando Gielo puso un 33-26, poco después de que Bongolu-Colo bajase literalmente andando tras perder un balón al dar un pase por la espalda. Para frivoliades y desgana está el cuadro verdiblanco. Aun así llegó a los vestuarios con el nudo de la corbata sin apretar, porque la Penya no da para mucho y entre un triple de Nelson y un par de acciones de Anosike al descanso el encuentro estaba en un pañuelo: 38-37.

El pívot nigeriano se estrenó en el segundo tiempo con otras dos faltas personales. Un gran inicio. Pese a ello, el Betis se puso con un 40-47 tras picar piedra durante cinco minutos. Pero la renta voló en un suspiro. Dos triples de Richard, otra canasta más del escolta norteamericano, Bongou-Colo fallando triples totalmente solo, McGrath soba que te soba la pelota y el Joventut rompió el choque. Once puntos de ventaja que ante este feble conjunto hispalense son un mundo. Once precisamente fueron los tiros libres fallados por el cuadro sevillano, que firmó un 18/29 por el 23/25 de los locales.

Anosike completó su espantoso encuentro empujando a Jerome Jordan en la lucha por el rebote tras un tiro libre. Eliminado con cinco faltas, ¡en el minuto 34! Golubovic, un jugador incapaz de anotar si no es bajo el aro (falló tres tiros libres seguidos) , lo siguió poco después. Sin un pívot de referencia el Betis jugó mejor. El Joventut está igualmente cogido con alfileres y sus jóvenes imberbes suplen su inexperiencia con ilusión y ganas. De eso falta en el equipo verdiblanco, que aun así no se fue del choque gracias a los triples de un infrautilizado Schilb. ¿Por qué no él de alero y Bongou-Colo al banquillo? Pero la reacción era tardía. Es imposible ganar en dos minutos si los 38 anteriores se jugó a medio gas. Pudo Nelson forzar la prórroga, pero su triple se fue al aro, como las ilusiones del equipo de sumar el primer triunfo.

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