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Un compás de espera ya de dos años

  • El club afronta su segunda venta desde 2014 con más esperanzas.

Justo ayer se cumplieron dos años de aquella rueda de prensa en la que se anunció la venta del entonces Cajasol a Jefferson Capital Funding. Ahora que de nuevo el futuro de la entidad está en el aire, aunque se negocia al menos con un grupo español y no un fondo de inversión estadounidense, es el momento de echar un vistazo atrás. Recordar el pasado para no cometer los mismos errores en el futuro.

Desde entonces, el club ha pasado por todo: desde una gestión mediocre a tener pie y medio en la LEB Oro; desde un milagro deportivo a una concentración de aficionados a 40 grados... El rescate del propietario el pasado verano prorrogó la vida de la entidad una temporada más, pero dos años después la situación se repite con las negociaciones con posibles compradores.

Que el interés existe es real. Tanto como el deseo del actual dueño de dar continuidad al proyecto deportivo, respaldado por el Ayuntamiento de Sevilla. Pero los días pasan y no se acaba de dilucidar qué será del actual Baloncesto Sevilla y de su equipo, que ha firmado una gran temporada en la cancha (con sus limitaciones) como hiciera en la 2013-2014 antes de que el fondo yanqui entrase en liza para convertir a un conjunto de play off en otro vulgar incapaz de competir en la ACB.

Entonces se desarmó un bloque que estaba hecho y al que sólo había que apuntalar y cubrir la marcha de Satoransky. No se renovó -ni se intentó- a Sastre, Landry, Franch ni Mata; se cortó a Bamforth y se echó de malas maneras a Burjanadze, un joven que se venía formando desde hacía años y que esta campaña ha sido de los mejores de la LEB Oro y podría regresar a la ACB.

Ahora ocurre algo parecido. Sólo Radicevic tiene su continuidad asegurada, ya que el resto de jugadores o acaban su vinculación o están pendientes de lo que pase el 30 de junio, fecha límite para renovarlos de forma unilateral o dar por concluida la vinculación de las partes. Por eso preocupa el retraso en las negociaciones, muy avanzadas hasta hace unas fechas pero frenadas en los últimos días.

En cualquier caso, no parece que la situación sea tan límite como hace un año. El club, con su canon pagado, no tiene deudas, algo que no pueden decir todos los clubes de la ACB, y está al día en todos sus pagos. Hay interés en que continúe por diversos sectores, desde el Ayuntamiento hasta el mismo propietario, y las ofertas sobre la mesa existen. Eso sí, el reloj corre y mientras otros conjuntos hacen sus primeros fichajes el CB Sevilla no sabe con qué presupuesto contará el año que viene para intentar abordar las primeras renovaciones. Mucho menos quién estará al frente del club o cuáles serán sus planes a corto y medio plazo para una entidad que este año cumplirá 30 años desde su creación, de los cuales 28, si cumple este ejercicio que arrancará en octubre, serán en la ACB.

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