Atletismo

No se cumplen oros a diario

  • Hoy hace una década de la medalla de maratón de Abel Antón en el Mundial de Sevilla · El soriano sigue reuniendo a sus allegados para celebrar la efeméride

Un día como hoy de hace diez años Abel Antón y Sevilla unían historia e historial. Sobre las nueve de la noche, el atleta soriano entraba triunfante en el Estadio de la Cartuja. Sevilla se volcó en las calles y España en la tele: hasta cinco millones de espectadores presenciaron la carrera por la pequeña pantalla. El oro mundial de maratón fue para Antón y la ciudad se quedó con el metal del prestigio.

"Ha sido la victoria que más ilusión me ha hecho", rememora Antón a este periódico. "Era un sitio especial. Sevilla es especial. La gente se echó a la calle como pocas veces había visto en mi vida, el estadio estaba abarrotado. Sentí el aliento de toda España allí. Es el deseo de todo atleta. Recuerdo la enorme satisfacción que me produjo dar esa última vuelta, con todas las miradas y el júbilo apuntándome. Levanté los dos brazos en señal de triunfo. No se me puede olvidar el clamor de la gente cuando entré primero en el estadio. Sentí que ganábamos todos".

La prueba de maratón clausuró así de glorioso el séptimo Campeonato Mundial de atletismo, que puso a Sevilla patas arriba durante una semana. Las jornadas caían y al medallero español le faltaban los galones. Pero había expectación con la maratón. "Venía de ganar el oro en Atenas dos años antes", apunta el ex fondista, "y Martín Fiz estaba andando muy bien. Éramos dos de los favoritos. Al final gané. Y fue de esa forma tan emocionante… A veces, la veo en vídeo y aún me emociono al verla. Es más, todos los 28 de agosto reúno a la familia y los amigos y cenamos juntos".

Aquel verano no se habló de otra cosa que del calor. También aquel verano, pero se acentuó durante aquella semana de competición, periodo en el que los relojes-termómetros callejeros se limitaron a dar la hora. Por si acaso. Había inquietud entre los maratonianos. La salud, nada menos, estaba en juego. También lo estaban las medallas. "El calor es igual para todos. Eso es algo que sabes y hay que mentalizarse. Yo iba a ganar y me daba igual la temperatura. Entrené a conciencia. Lo hacía a las horas que más calor hacía. Al final salió bien".

Una década después del hito, Antón ejerce ya de ex atleta y, por qué no, de ex campeón. A estas alturas de la vida, no hay recato para mencionar también el fracaso. "Estuve compitiendo en cuatro juegos olímpicos y lo máximo que logré fue un octavo en los 5.000 metros de Barcelona. Una medalla olímpica es lo que me faltó". Efectivamente, lo único que le faltó, pues ganó todo lo demás.

La carrera deportiva de Antón fue maratoniana. Y en ese tiempo hubo rivales que le quitaron el sueño. "Con Martín Fiz hubo una rivalidad que, a veces, se hizo desagradable. Pero quedamos como grandes amigos". También hubo quien le quitó los sueños. "Admiraba a (Haile) Gebrselassie. Ganaba todo con tanta facilidad... A todos nos gustaría correr como él".

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios