Baloncesto l Cajasol

La defensa, un lastre muy pesado

  • El Cajasol es el quinto peor defensor de la ACB y el tercero que menos rebotea

A falta de un fichaje que resuelva la delicada situación del Cajasol en la Liga -se sigue buscando, aunque el mercado ofrece pocas alternativas a los sevillanos y ahora el Granada se une a la lista de los que buscan un ala-pívot tras la baja definitiva de Borchardt-, Comas tendrá que resolver dos importantes problemas, herencia del Caja que comenzó la Liga, que, jordana a jornada, lastran el juego y el ataque hispalenses.

De un lado está la defensa, la quinta peor de todo el campeonato que parece incapaz de frenar a su rival a poco que éste tenga varias alternativas en ataque. Un ejemplo de esto fue el choque con el Gran Canaria, que en Sevilla logró su tercera mejor marca anotadora en la ACB, 98 puntos que no lograba desde hacía cinco años (contra Fuenlabrada) y que no había ganado a domicilio. Pero en San Pablo esta temporada hay barra libre, un agujero en el interior del que los pívots contrarios sacan petróleo.

Y es que los cajistas tienen los peores números bajo el aro de las últimas campañas. No en vano, sólo dos equipos (Estudiantes y Grupo Capitol) son peores reboteadores que los sevillanos, que además son uno de los conjuntos que más balones pierde. Pobres números que obligarán a pelear mucho y sudar más para conseguir la permanencia.

Para colmo, el sábado llega un Iurbentia que en sus dos últimas visitas se llevó para Bilbao el triunfo, y que en la actualidad cuenta con la mejor defensa de la ACB, principal arma sobre la que sustenta sus triunfos, pues no destaca por su poder anotador -el Caja, por ejemplo, está por delante en esta clasificación-.

De otro lado, está la falta de actitud y la frágil mentalidad con la que el Cajasol ha afrontado los últimos choques, algo que recuerda a la etapa final de Magnano en el banquillo, cuando los jugadores no creían en el técnico y bajaban los brazos en el segundo cuarto.

El efecto Comas parece diluirse con la rapidez con la que llegó. Dos victorias y otras tantas derrotas acumula el barcelonés, que confía ciegamente en una salvación que pasa por ganar al cuadro vizcaíno. Un seguro, al menos para mantener la esperanza en un grupo obligado a reaccionar.

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