El otro partido

La dulcísima ensaimada de Daniel

  • Tras su sincero discurso del viernes, volvió a dar ejemplo de ambición y compromiso

Cabe pensar ya qué será de este Sevilla sin Daniel. Apenas dos días después de una de sus rajadas, siempre llenas de franqueza, el lateral y capitán sevillista volvió a demostrar que no cabe ni una duda respecto a su profesionalidad, su compañerismo y su compromiso con el club que le paga. En Mallorca, el Sevilla se cobró una victoria clave, engrandecida por el empate del Atlético en Valladolid. La espita de la esperanza sigue abierta y mucha culpa de eso tuvo Daniel, que insistió el viernes en que su idea es crecer fuera del Sevilla. "Quiero mejorar y, si eso pasa por irme, lo siento por los que me quieren", dijo el brasileño.

Es la ensaimada, la dulce ensaimada, que debe tragarse José María del Nido, porque es difícil pensar que el Sevilla hubiese ganado ayer en el Ono Estadi sin el concurso del talentoso jugador bahiano. Fue clave en la primera mitad, cuando, ante el atasco de su equipo, se empeñó en colgar balones hasta que uno de ellos le cayó a Renato, tras el despeje de David Navarro y el regalo de Moyà. Y fue clave tras el descanso, aún más, cuando participó en el 1-2 con el centro de falta que le brindó a Kanoute, el centro medido que éste estrelló en el poste y el golazo que marcó a la salida de un córner.

Este último tanto, el tercero y a la postre decisivo, lo marcó con la izquierda. Daniel se acarició el empeine de su calzado, como agradecido a que su talento se extienda también a la pierna mala. Fue una demostración completísima de su valía, de su enorme valía. De ahí que sea lógico que el presidente del Sevilla lo tase en el mercado con un precio tan elevado.

Sin él, seguramente, el conjunto de Jiménez hubiera tenido que sufrir mucho más para ganar ayer. Son Moix no se cruzó en el camino del Sevilla en esta ocasión como sí sucedió en la penúltima jornada de la temporada pasada, cuando el empate a cero y la tozudez de Iturralde en negar los penaltis que se empeñaban en hacer los mallorquinistas privaron a los sevillistas de acechar al Madrid en su carrera por el título.

Daniel, en su franqueza, incluso ha reconocido ante los medios de comunicación que la política que sigue José María del Nido con respecto a las formas de llevar el club es legítima. Pero pide el mismo respeto hacia su voluntad y su idea de mejorar económica y deportivamente fuera del club que lo ha puesto en el escaparate mundial. Si le está saliendo tan bien esa política, que ha llevado al Sevilla a su mayor cima histórica, no debe cambiar, pero yo también tengo derecho a llegar a mi cima, vino a decir Daniel.

Es la ensaimada que se trajo el internacional brasileño desde Palma de Mallorca. Una ensaimada que parece que no tendrá fecha de caducidad durante el largo verano de rumores, ofertas, tiras y aflojas que espera a Del Nido, a Daniel y a los grandes clubes de Europa que quieren contar con un jugador tan decisivo para el crecimiento y los éxitos del Sevilla. Y el club debería ir pensando en cómo administrar el dinero para suplir tanto talento.

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