Zaragoza - Sevilla · informe técnico

Un error prohibido: fallar en las dos áreas

  • Ganar complicando la salida del balón desde atrás y no aprovechando las ocasiones claras a favor hoy día es imposible

Se diga lo que se diga, el Sevilla es un equipo en construcción. Un equipo con cosas interesantes que de vez en cuando brilla y al que a poco que se aplique se engancha rápido a los puestos altos en una Liga en derribo por la crisis. Pero un equipo también fácil de contrarrestar, como lo hizo ayer Jiménez con su planteamiento. En Zaragoza, como casi siempre fuera de casa, el once de Míchel fue un conjunto que se quedaba a medias y que cometió un error prohibido en el fútbol: fallar en las dos áreas.

Defensa

El sistema defensivo es un apartado que merece un serio análisis en el Sevilla. Cuando se pensaba que con Maduro y Medel por delante el cuerpo técnico había tocado la tecla mágica, el Zaragoza se encargó de demostrar que no es oro todo lo que reluce. Míchel mandó al chileno a robar arriba, despobló la zona de cierre de ese 1-4-1-4-1 bajo el que ahora se mueve el Sevilla y Jiménez lo que hizo fue precisamente acumular gente alrededor de Maduro. Como el holandés tampoco ha vuelto muy sobrado físicamente tras el parón, pues desde el minuto uno la defensa del Sevilla empezó a sufrir, tanto por el centro como en los metros de Cicinho, completamente perdido ante cada acometida de Montañés.

Lo terminaba de arreglar todo la insistencia que este equipo pone en querer sacar el balón jugado desde atrás pese a que a menudo se mete en problemas gratuitamente por ello. Palop y Botía arriesgaban y rifaban demasiados pelotas que no tenían por qué acabar en pies maños. Y en unos metros más adelante, con Medel como protagonista, este afán por querer combinar acabó en el robo y el gol del Zaragoza. El central, lento de reflejos, tampoco estuvo afortunado en el corte y ambos volvieron a ser protagonistas en el segundo gol. Falta evitable del chileno al borde del área y despiste en la marca de Botía.

Ataque

Rakitic y Negredo fueron lo más interesante que pudo poner Míchel sobre el césped, sobre todo el primero hasta que el cambio de Maduro en la segunda parte retrasó a Medel y, por inercia, también al suizo-croata. Las bandas fueron esta vez anuladas por el rival y las ocasiones, clarísimas, no fueron aprovechadas. El vallecano tuvo una con el 0-0 y Babá dispuso de otra opción inmejorable para empatar que lo retrató.

 

Virtudes

El estado de forma de Rakitic y la tibia reacción de la segunta parte.

Talón de Aquiles

Sacar el balón desde atrás y llevar el peso. Dos preocupantes lagunas.

Uno por uno

Palop. Atento en la primera mitad a un par de disparos con veneno, más que en los goles puede criticársele el juego con los pies, una de sus viejas peleas. 


Cicinho. No es la primera vez que se arruga en un partido fuera de casa. Ni ayudó arriba ni pudo jamás con Montañés. 

 

Botía. Volvía tras su sanción y no pudo estar más desafortunado. Lento de reacción en el primer gol, hizo la estatua en el segundo. Aparte de eso, dudando y haciéndose un lío cada vez que debía sacar el balón. 

 

Spahic. Definitivamente, es un futbolista que depende mucho de cómo esté su pareja de baile. Si el central diestro, como ayer, duda, él también lo hace.

Fernando Navarro Ha tenido muchos partidos mejores. Hizo un penalti absurdo que el árbitro no pitó y quizá por ahí no entró nunca en el encuentro.

 

Maduro. Aparte de que físicamente no está bien, Míchel lo dejó desasistido, con muchos metros y muchas piernas en contra. Jiménez vio el filón ahí y buscó la superioridad numérica.

 

Jesús Navas. Su figura debe infundir más respeto cuando encara, sobre todo a portería. 

 

Medel. Tras un mes fuera, otra vez protagonista negativo pese a todo lo que apunta. Un balón horizontal con el equipo saliendo es como lanzar una granada contra tu propia casa. Luego, metería al Sevilla en el partido con el 2-1.

 

Rakitic. El mejor, con diferencia, aunque sin acompañamiento.  

 

Manu del Moral. Inocente, como casi siempre.

 

Negredo. Un ariete de su nivel no puede fallar la ocasión que tuvo. Jugar para el equipo está bien, pero lo primero es lo primero.  

 

Perotti. Le pesó el partido.

 

Fazio. Estuvo seguro, pero el cambio, con 2-0 abajo, era discutible. ¿Por la amarilla de Botía?


Baba. Un futbolista profesional, por lo menos, debe saber conducir el balón correctamente.

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