Espanyol | betis · la crónica

Al fin sonó la flauta

  • Milagroso Tras sufrir un chaparrón de ocasiones, el Betis se adelantaba en el marcador al filo del descanso Épico La segunda parte estuvo llena de idas y venidas para que de nuevo los béticos acertaran

Iba el Betis a Barcelona con la obsesión de que sonase la flauta de una vez y la flauta sonó cuando mejor suena, cuando su sonido se solapa con el de la última campana. Edu cabecearía a la red en el último suspiro un gran centro del recién salido Xisco que desnivelaría un marcador que Luis García había igualado tras haber abierto Rivera el capítulo de goles. Una victoria que vale su peso en oro y brillantes, que abre un tiempo de esperanza y que debería ser el kilómetro cero de un cambio absoluto para bien.

Se iba a un coto eminentemente bético y aunque no está el Betis para levantar muchas esperanzas, el Olímpico barcelonés registra una buena representación de béticos de la novena provincia andaluza a ver si suena la flauta. Y para que la flauta suene pone Paco Chaparro en liza el equipo previsto, pues resulta que Iván de la Peña no es de la partida y no hay otro motivo que condicione ni altere lo que se ensayó durante las vísperas. Todo se desarrolla bajo un cielo azul luminoso y con una sobredosis de ecuatorianos que le ponen contrapunto a esos béticos e hijos de béticos que tienen en la visita del Betis una de sus razones de vida.

A la hora de autos, cuando ya no hay posibilidad de vuelta atrás alguna, el Espanyol se muestra como una fuerza de la naturaleza desatada, con Luis García inventando, Valdo y Riera percutiendo por fuera y Melli colaborando en un comienzo de partido infame, para que Ricardo se muestre providencial en un puñado de ocasiones. Riera, Valdo, Luis García en la enésima llegada de Riera, nuevamente Valdo, Jonathan en una vaselina casi perfecta que aborta brillante Ricardoý Demasiadas ocasiones en los primeros minutos de partido mientras el Betis se toca la ropa, todos se miran entre sí y el Espanyol lo borda, pero no va a saber bien el Espanyol lo caro que va a costarle haber desperdiciado tanto como desperdició ante Ricardo.

El primer aviso para que el Espanyol no se vaya arriba con tanto desenfado lo da Pavone en un tiro suave y colocado por fuera de una escuadra. Es el minuto 15 y a partir de ahí cambia el decorado, ya son más parejos los contendientes, ya no hay esas distancias sobre la hierba ni tanta diferencia en el juego. El Betis tira la línea más adelante, Arzu ya le coge el aire a Luis García y aunque Damià sigue dando muchas ventajas a Riera, el pulso se iguala y, a veces, sólo a veces, es el Betis quien maneja la partida.

Pavone fija a los centrales y Caffa desborda con cierta frecuencia a su compatriota Zabaleta, Edu es Edu y aparece Capi para que un testarazo de Caffa haga que enmudezcan ecuatorianos y periquitos a la vez que propicia que se vengan arriba nuevamente los de la novena. Y cuando todo indica que al intermedio se va como se empezó, resulta que Arzu da el pase de su vida para que Rivera llegue a tiempo de desviar ante la salida de Casilla. ¿Quién iba a pensar durante el chaparrón de oportunidades ante Ricardo que al descanso iba todo a pintar tan de color de rosa?

El segundo tiempo muestra, no más arrancar, que aquello va a ser una pelea de ida y vuelta, un correcalles sin ninguna rigurosidad táctica y en el que pueden surgir demasiadas ocasiones de gol para inconveniencia de un Betis que, a estas alturas de partido, desea que no se mueva un varal. Pero las cosas son como son y muy pronto va a llegar lo que el Betis teme, el empate. Y no será en una correría sino en un libre directo que Ricardo se traga por destapar el palo que ha de cubrir.

Van sólo siete minutos de juego y ahí se da por bueno el empate por todos menos por Chaparro. La demostración de que el trianero va a por el partido es que el cambio de Somoza, ya solicitado por el auxiliar, se desecha para seguir yendo por todo el botín. Pero este Espanyol tiene mucho fútbol y tanto Luis García como Riera hacen estragos y en una de esas puñeterías puede llegar la catástrofe.

Pasa malos minutos el Betis, Valverde mete en cancha a Iván de la Peña, Rivera va a su caza y captura, Caffa vuelve a encorsetar al Espanyol con dos ocasiones consecutivas y también Edu en un testarazo que será como el aviso de lo que ha de llegar en el minuto noventa. Es un partido muy atractivo, que esas idas y venidas suelen ser muy del agrado de los que van al fútbol a divertirse y cuando en el minuto 86 se gusta Coro en una serie de amagos que le dejan paso libre al gol, el Betis respira al ver que el tiro del espanyolista choca en una escuadra.

Lo peor ha pasado y lo que es bueno; no sólo bueno, sino que lo mejor está por venir. Se decide Chaparro a sustituir al exhausto Caffa y su sustituto va a ser colaborador principalísimo de eso mejor que estaba por venir. El primer balón que le llega lo aprovecha para sacar un centro magnífico que Edu mete dentro. El delirio, los de la novena estallan en el Olímpico, la flauta ha sonado, efectivamente lo mejor estaba por venir y el Betis respira. Que sea para bien.

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