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El final de las probaturas

  • Sin tiempo Comas entona el 'ahora o nunca' en el inicio ante el Gran Canaria de un ciclo de partidos que tienen que ganar los sevillanos Revés Hay miedo en las filas locales al no estar recuperado por completo Bennett, su jugador más sobrio

Asusta, cómo no, echar un ojo a la clasificación de la ACB a estas alturas de la temporada. No tendría por qué haber sido así, no estaba planificado el curso para tener miedo, pero la vida llega como llega y hay que afrontar los problemas inmediatos. A mediados de mayo habrá tiempo de rendir cuentas a unos y a otros. Ahora, el Cajasol, con el proyecto más ambicioso en la historia del club, tiembla porque encara 14 finales -en serio, que no es un tópico- y está arrimadísimo al furgón de cola, a Estudiantes y a Grupo Begar León. Seis triunfos y 14 derrotas es un triste bagaje para un equipo que ha puesto encima de la mesa más dinero que nunca. A veces dos más dos no son cuatro.

Manel Comas volvió para redimir las culpas de otros y en ésas anda, con el rol adquirido en sus últimas campañas en la ACB, siendo el encargado de revolucionar equipos y cambiar dinámicas. Al mortecino bloque de Magnano lo ha dotado de otra personalidad, aun habiendo tropezado con demasiado estrépito en Fuenlabrada.

El barcelonés ha entonado en estas dos semanas de trabajo el ahora o nunca con el que pretende incentivar a la plantilla, a la directiva y a la afición. Nadie quiere que el barco se hunda, pero ya son muchos los coqueteos con los conjuntos modestos de la ACB y algún día puede haber petardazo en toda regla. Ojalá no sea éste el año. Viendo cómo acabará la Liga la escuadra hispalense, más vale amarrar la salvación en los próximos diez encuentros. El ciclo, dentro de lo que cabe, es propicio, siempre y cuando haya interés por parte de los jugadores, verdaderos protagonistas en el circo de la canasta.

Nadie admite echar cuentas, pero es obligado hacerlas. De los cinco próximos envites ligueros, hay cuatro en los que hay que ganar, no pelear por el triunfo, sino llevárselo. A saber: esta tarde viene el Kalise Gran Canaria y debe salir derrotado; la próxima semana recibe el Cajasol al sorprendente Iurbentia, pero los vascos cuentan con dos ausencias y pueden venirse abajo en la segunda vuelta; el siguiente compromiso es en León, rival directo -cuesta trabajo hasta pensarlo- de los sevillanos; el penúltimo de la serie es el más complicado al tener que medirse al actual campeón copero en Badalona; y el último será en San Pablo contra el Grupo Capitol. Si los planes salen bien, aunque hay que insistir en que un par más otro par no son dos pares siempre, el equipo estará casi salvado con diez victorias y nueve choques por delante. ¿Es demasiado optismista o simplemente exigirle a quien puede que cumpla con su oficio?

Toca hoy el Gran Canaria de Maldonado, un bloque que no está tan fino como otros años, al que quizás le esté pasando factura la participación en la Copa ULEB, la marcha de Vroman, el menor nivel de Mario Fernández... Es un conjunto rocoso y en el que hay pocos egoístas. Todos se ayudan, defienden con fiereza y les gusta correr. Si se aplaca su ímpetu inicial en los dos primeros cuartos, tiene tendencia al desfondamiento en los dos siguientes. Y más como foráneo, pues pierde fuelle.

El problema del Cajasol se llama Elmer Bennett. Todas las miradas están dirigidas a él y parece que si participa será poco tiempo y sólo si es necesario. La lesión muscular puede agravarse y eso sería un drama en este ciclo que debe ser el final de las probaturas.

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