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Como si fuese una final

  • El conjunto de Tabak, con las dudas de Radicevic y Chery, no puede fallar en casa ante un rival directo como el Obradoiro La defensa sobre los interiores rivales marcará diferencias

Nada es decisivo en la jornada 6. Claro que no. Queda un mundo. La temporada es, como dice Zan Tabak, un maratón, pero hay puntos de paso kilométricos que marcan el estado de cómo se va en la carrera. Y la visita de un Obradoiro que no acaba de arrancar tampoco es sin duda un bien test para ver dónde está el Betis Energía Plus, un conjunto que da una de cal y otra de arena y que en casa ya agotó el margen de error ante rivales directos cuando se perdió ante el Manresa. Y es que por mucho que quede por delante los triunfos que vuelan ya no vuelven y todos cuentan, no sólo numéricamente sino en la moral de un conjunto por hacer que necesita sentir que el trabajo diario da sus frutos para seguir creyendo en él.

No es una final, pero el técnico croata afronta el choque, o quiere que los suyos lo hagan, como si lo fuera. Porque no es lo mismo ir la semana que viene a Las Palmas y afrontar el obligado descanso la semana siguiente con un balance de 3-3 que hacerlo con un peligroso 2-4 y encima sabiendo que lo que viene tras el parón no es nada halagüeño tampoco: UCAM, Valencia y Baskonia. El calendario se empina y este Betis aún no da la sensación de equipo, pues la defensa, la piedra filosofal del proyecto, todavía no intimida como debería y el ataque está limitado al talento de unos efectivos que unos días aparecen, otros lo hacen a ratos y otros, simplemente, ni se los ve. Zoric y Nachbar deben ser referentes y tirar del carro siempre.

Entender que las opciones ante un correoso rival como el cuadro gallego pasan por agachar el culo atrás y enfundarse el mono de trabajo -y cerrar de una vez el rebote defensivo- será fundamental ante un conjunto intenso, correoso, que no deja de pelear en ningún momento, pero que le está costando atacar este curso. En sólo un partido ha llegado a los 80 puntos, el que ganó en el Nou Congost (con prórroga), pero que, sin embargo, tiene una capacidad anotadora por explotar liderada por sus dos interiores: Rosco Allen y Whittington, dos de las sensaciones de la temporada que palian las importantes ausencias por fuera de los lesionados Corbacho y Txemi Urtasun. Sin embargo, este Obradoiro, una vez más, ha sido capaz de reinventarse y sobreponerse a las bajas fichando pronto y bien con el lituano Dulkys. También se movió el club hispalense incorporando a Domen Lorbek, pero cayó lesionado de gravedad. Uno menos. Y no es el único, pues Chery y Radicevic están entre algodones. El primero, probablemente, podrá ayudar; el serbio, seguramente, no, de manera que Stojanovski tendrá que ayudar en la dirección (el siguiente en la lista de bases improvisados es Alfonso Sánchez) haciendo de director de juego, perdiendo un potencial ofensivo determinante ante un oponente que, de momento, prefiere bajar el ritmo para que los partidos no se vayan a altos tanteadores.

Sí tiene, por contra, Moncho Fernández bases puros. Se fue McGrath, pero llegó McConnell, que tras su paso por Alemania y Francia está demostrando que en España también sabe hacer jugar a sus compañeros y anotar. Y siguen Pozas y el excanterano cajista Cárdenas. Eso sí, Stojanovski (y también Radicevic) es más altos que todos, por lo que sacar ventaja de ello en el poste bajo puede ser un buen arma para los béticos. Es lo que hará el técnico visitante, que intentará sacar partido de la tibieza defensiva de los Nachbar, el propio Stojanovski o Zoric para cargar el juego sobre sus pares, Allen, Bendzius o Whittington, respectivamente.

El problema para el técnico local es doble, porque con Chery tocado, Marc García en pretemporada tras estar un mes y medio parado, Radicevic fuera y varios veteranos y jóvenes sin minutos en la plantilla, la capacidad de rotación se limita demasiado resintiéndose la necesaria intensidad defensiva. No ha bajando el conjunto verdiblanco de los 80 puntos encajados todavía y eso, con un ataque que va a tirones, no es garantía de nada. Así, el partido no es sólo una prueba para saber si el Betis empieza a ser lo que quiere Tabak, sino una final adelantada que puede marcar la temporada.

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