El Betis de Chaparro, el buen Betis que ha logrado ahormar Chaparro, pudo recibir ayer un rejón de muerte sin lenitivo previo imposible de analizar por cuanto su causa no puede ser más exógena a un partido de fútbol. Ítem más: nada que ver un botellazo lanzado por un ser vivo desde Gol Norte con el juego, el único aspecto que debería decidir los resultados y en el que el combinado heliopolitano, despistes al margen, se mostró muy superior a su rival. El Athletic apenas visitó dos veces el área de Ricardo y se encontró con dos goles merced a un error de la defensa verdiblanca y a otro que agrandó de forma superlativa el árbitro señalando con fruición un penalti inexistente.

Defensa

Lima, que incluso no hallaba hueco en las convocatorias de un Betis sin centrales, no se antojaba la mejor elección para relevar a Melli. Pero Chaparro apostó por el brasileño en su afán de no sacar a Arzu del centro del campo para no alterarlo. Pero si en Lima no confiaba, lo que sí ha puesto de relieve es que en el canterano Juande aún menos.

Y no le fue bien al Betis en los inicios, ya que perdió la zona central en el primer cuarto de hora y, además, el 0-1 se gestó tras una pérdida de Rivera y a la espalda de los centrales. El 1-2, a pesar de la inexistencia del penalti, llegó en un balón aéreo que Llorente ganó al dúo Lima-Arzu y con un Juanito muy blando e ingenuo ante un agónico Etxeberria.

Ataque

Los recursos fueron variados y la banda izquierda del ataque bético fue utilizada para avasallar al rival. Fernando Vega llegó y centro con éxito, al igual que Mark González y Edu, éste cuando los extremos permutaron sus posiciones. Hasta Capi buscó la espalda de Iraola para horadar al Athletic.

Al ataque, a la contra, con Rivera omnipresente, hasta la suspensión del choque -Sobis ya iba a entrar-, el Betis hizo su mejor fútbol del curso y mereció varios goles.

Virtudes

El equipo toca el balón y lo juega al espacio cada día mejor.

Talón de aquiles

Escasa contundencia defensiva.