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El futuro de Reyes, en manos del club

El futuro del último gran símbolo del sevillismo, José Antonio Reyes, queda en manos de lo que decida el club de Nervión. Aún con los ecos de su brillante actuación en la final de Varsovia ante el Dnipro, el finísimo atacante zurdo renovó su contrato en mayo de 2015 por dos temporadas más. Pero el Sevilla se reservó una cláusula para el final de la primera de ellas. Para dentro de apenas un mes y medio: si Reyes no jugaba al menos el 70% de los partidos oficiales del Sevilla, contabilizando todas las competiciones, el club se reservaba el derecho a resolver el contrato y anular ese vínculo en la campaña siguiente, la 2016-17.

El capitán ya no puede llegar de ningún modo a ese exigente 70%. Ni siquiera si se contabilizaran los partidos que, por ese contrato, quedan fuera: aquellos en los que Reyes ha jugado menos de 30 minutos. En total, lleva 32. Pero hay que descontar los siete en los que jugó menos de media hora. Son 25, pues, los que suma, mientras que el Sevilla acumula 52 (32 de Liga, 8 de Copa del Rey, 6 de Liga de Campeones, 5 de Liga Europa y la final de la Supercopa de Europa). El porcentaje actual que arroja ese 25 de 52 es de sólo el 48,1%.

Y en el mejor de los casos, si Reyes juega al menos 30 minutos en los 11 partidos oficiales que quedan -contando la final de Basilea-, que serían 10 si el Sevilla cae en las semifinales europeas y sólo 8 si el Athletic apea a los blancos este jueves, ese porcentaje jamás llegaría a ese 70% necesario para la renovación automática.

Ahora, queda en manos del Sevilla la decisión de seguir haciendo efectivo ese contrato de dos años o extinguirlo. Todo apunta a que ocurrirá lo segundo. La elevadísima ficha de Reyes, de más de 2 millones de euros netos, juega en su contra. Desde China, el Shanghai Shenhua de Gregorio Manzano hará un intento por llevárselo. Y él empieza a convencerse de apurar su carrera lejos de sus apegos.

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