A comienzos de abril no está de más tener un ojo en julio y agosto, cuando se cierran las plantillas. Uno de los problemas del Cajasol es que ignora todavía cuál será el presupuesto de la próxima temporada, un dato que sería de vital importancia para ir haciendo los primeros movimientos con vistas al futuro inmediato. El porvenir de algunos jugadores está aún por definir y, quizás, acaben fuera de Sevilla después del gran rendimiento ofrecido este curso.

Tomas Satoransky, líder incuestionable del equipo, parece que tiene las horas contadas en San Pablo, pese a que en el club insistan en la opción de retenerlo. Su agente, Phillip Parun, fue pavoneándose por el Martín Carpena en la pasada edición de la Copa del Rey afirmando que cuenta con un ramillete florido de aspirantes a fichar a su cliente por toda Europa. El base termina contrato y el club hispalense no recibirá un euro a cambio, excepto que firmara por algún equipo de la ACB y mediara un acuerdo entre las partes para no demorar el asunto con el famoso derecho de tanteo. Ésa sería la única opción de rascar algo de dinero a la posible marcha de un jugador que lleva cinco años aquí.

Sí está atado por un par de campañas más Ondrej Balvin, pero su salto de calidad esta campaña ha sido evidente y varios ojeadores de la NBA han seguido sus actuaciones en varios partidos. Puede sonar a barbaridad que un pívot aún con mucho recorrido por delante acabe en la mejor liga del mundo, pero está en su año para ser drafteado sin necesidad de declararse elegible y al otro lado del charco se fijan mucho también en la proyección que puede alcanzar un determinado jugador, más aún siendo un center nato, como le ocurre a Walter Tavares, el joven del Herbalife.

Por último, Scott Bamforth ha sido un chollo para el Cajasol a tenor del bajo salario por el que vino a Sevilla el pasado verano. En principio, concluye su contrato con el Cajasol después de debutar en la ACB tras salir directo de la NCAA. El escolta ha declarado en varias ocasiones que se encuentra muy cómodo aquí, pero genera desconcierto que haya cambiado de agencia de representación hace unas semanas y pueda volar hacia otro destino.