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Por los guerreros caídos

  • Krohn-Dehli, como Pareja hace un año y cinco días en San Petersburgo, dice adiós a la temporada cuando llega lo mejor El equipo arropa al danés

Filipo II de Macedonia instruyó a su hijo Alejandro para reinar como un grande. Pero para hacerlo no podía ser un rey cualquiera. Aparte de un cuidado y completo adiestramiento militar, ordenó su formación intelectual a Aristóteles, lo que, entre otras muchas cosas, le hizo aprender que cada general, cada rey... es lo que son sus soldados, sus guerreros.

Michael Krohn-Dehli fue ayer, desafortunadamente, un guerrerro caído, una baja dolorosa en un ejército que lucha unido y que, en casos así, aprieta los dientes y arroja de miles de bocas un alarido de rabia. Rebelde, la rotula izquierda del danés decidió que la temporada de este genial y entregado futbolista había llegado a su fin. No estaba solo, rápidamente todos lo arroparon y siguieron la batalla con más ímpetu que nunca para dedicarle la victoria, en este caso un gol, el de Gameiro, que vale un empate que llena al sevillismo de ilusión para la vuelta.

Lo que son las cosas. Dicen que los buenos entrenadores son brujos. A Unai Emery ni se le pasó por la cabeza que uno de sus futbolistas podía caer lesionado de gravedad en Ucrania, pero algo lo empujó a tomar la decisión de incluir a Pareja en la expedición. El argentino fue el mejor apoyo para Krohn-Dehli desde el momento en que, pasado el momento del primer grito de dolor, había que mantenerle la cabeza fría. El guerrero Pareja sabe lo que es caer, hace justo un año y cinco días (el 23 de abril), en el peor momento, cuando un equipo acaricia lo más grande, las finales. Si finalmente hay Basilea, el danés no estará, como tampoco en el Calderón en la final de Copa ante el Barça. El central argentino se partió la rodilla en San Petersburgo en la vuelta de unos cuartos de final de la Europa League ante el Zenit. Aquel jueves de Feria el Sevilla volvía de Rusia con una explosión de júbilo por estar en semifinales y el sabor agridulce de la grave lesión del futbolista. Entonces Pareja era consolado por Cristóforo, su mejor apoyo en todo el proceso traumático que siempre viene detrás de una lesión de estas características. Primero -una vez pasados los momentos de rabia en los que uno se rebela ante el infortunio- la asimilación, empezar a entender la nueva situación; luego el largo periodo de recuperación, con sus altibajos y donde la fuerza mental juega un papel clave. Cristóforo fue la sombra de Pareja, igual que el defensa asume desde ayer mismo ese rol con el danés. Esto es una cadena. Guerreros que van siempre juntos al campo de batalla. Pero no sólo Pareja y Cristóforo, sino todos... porque cualquier futbolista sabe y es consciente de que nunca está libre de ser el elegido.

Dejaron escrito los cronistas de sus gestas que Alejandro mimaba tanto a su ejercito (tenía que hacerlo para convencer a cada uno de sus guerreros de seguir y no parar hasta conquistar más y más mundo) que por su lecho de muerte pasaron sin poder contener las lágrimas, uno por uno, todos los componentes de su ejército, un ejército que más que ejército era una familia.

Krohn-Dehli se quedó en el camino ayer en Lviv. Duró en el campo apenas once minutos, pero sus compañeros siguieron, siguen y seguirán luchando por él, como Alejandro aprendió de Aristóleles y el rey macedonio enseñó a sus guerreros.

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