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Para todos los gustos

  • Sevilla y Betis disputan un duelo mucho menos desigual de lo esperado hace tan sólo dos semanas. Los locales miran de reojo la cita del jueves y los verdiblancos llegan muy liberados.

En el fútbol, como la feria... según los barrios. Esto no es como parece que será. Cuando el horario de este Sevilla-Betis, cuarto de esta temporada, se dio a conocer había quien se echaba las manos a la cabeza por fijar un derbi en Sevilla a las cuatro de la tarde con mayo llamando a la puerta. Pues ya está aquí el duelo de los duelos para quien sueña en sevillista o en verdiblanco y nadie incluye el factor meteorológico en las claves que puedan decidir o condicionar un resultado. Calor hará el justo, porque ayer mismo el cielo lucía un agradable capote a la hora del partido, aunque eso no quiere decir que el sol no vaya a aparecer dando de plano sobre el Ramón Sánchez-Pizjuán.

Valga esta introducción con reminiscencias climáticas para explicar que el fútbol es tan cambiante como el tiempo. Si hace un par de semanas podía atisbarse uno de los derbis más desigualados de los últimos tiempos, todo ha dado un vuelco hasta llegarse al punto de que tanto Sevilla como Betis están en su punto de máxima cercanía, por así decirlo, con los de Emery sufriendo en el peor momento liguero de la temporada desde aquel comienzo nefasto con dos jornadas ocupando el farolillo rojo y los verdiblancos con el pecho más henchido que nunca, con la reciente certificación de su visado -aunque de forma virtual- para la Liga BBVA 16-17.

El fútbol no tiene piedad con los que van de adivinos, gurús y sentenciadores e igual pasa con todo. Hasta en la lucha por el título hace mucho que doce puntos eran una barrera insalvable para el Real Madrid frente al Barcelona.

Volviendo a lo nuestro, poco hay que rebuscar en un derbi para encontrar razones para que se vea como un duelo apasionante desde todas las perspectivas posibles. Desde la del aficionado, desde la de los entrenadores, los que tratarán de hinchar sus corbatas en el palco o la de los jugadores que serán los que se batan el cobre en el césped. Cada equipo con sus motivaciones, sobre el terreno de juego -haga calor o no- está garantizada la entrega máxima, la intensidad en los duelos, el ritmo, la fricción en cada lance, los nervios, la frecuencia cardiaca cercana a las 180 pulsaciones por minuto y fútbol, mucho fútbol.

Hablar de claves es aventurado y hasta temerario, sobre todo cuando hay tanta intrahistoria en un choque que no llega igual para los dos equipos. En el bando nervionense, no se puede negar que la semifinal europea que tiene a partir el jueves ante el Shakhtar Donetsk condiciona en algo cómo afronte el partido de hoy -ya veremos si también la alineación-, mientras que en la tropa de Merino, que precisamente debutó en un derbi en lo que entonces parecía un paso interino, la liberación clasificatoria significa soltar un pesado lastre. Sirva de nuevo el ejemplo de la situación del linense para explicar la volatibilidad de este mundo. Entonces, y más después del 4-0, todos en Sevilla daban por seguro que vendría a lo menos tardar un sustituto para Mel al banquillo del Betis y la realidad a día de hoy es que Merino ha salvado a su equipo y permite una planificación más pausada para el futuro.

Todo esto, aunque hay quien diga que no, que un partido es un partido y un derbi es un derbi, estará en la cabeza de los profesionales que salten hoy al campo. Como muchas de las mentiras que arroja este deporte, todo es tan incierto e irreal como hablar de favoritos. Porque a saber, ¿qué equipo es el favorito en el derbi de hoy? ¿El Sevilla porque es local y porque está mejor clasificado? ¿O porque tiene mejor plantilla? ¿El Betis porque no tiene nada que perder y porque el rival estará pensando en otra cosa? ¿O porque viene con una racha de resultados mucho más positiva que la de un equipo que ha sumado un punto de quince en las últimas cinco jornadas?

Cada sevillanito, reliado en su bufanda rojiblanca o blanca y verde, tendrá sus argumentos para decantarse por unas razones o por otras. Es un derbi al gusto de todos, como siempre. Luego, cuando el balón empiece a rodar será cosa de los verdaderos protagonistas y a los demás sólo nos quedará disfrutar. Que ya es mucho.

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