BALONCESTO l Cajasol

Los hombres de negro ganan de blanco

  • Más de un año después, el Caja logró un triunfo a domicilio, y de nuevo, como en aquella ocasión, con Comas en el banquillo

El Cajasol comienza a ver luz en su tortuoso camino por la ACB gracias a su triunfo redentor en Gerona, de donde no sólo se trae Comas un gran resultado, sino también un equipo. La alegría ha vuelto al grupo, que parece ser consciente por fin, al menos a primera vista, de que la situación es muy difícil y que sólo se saldrá adelante con la implicación y el compromiso de todos. "Lo táctico -como dijo el propio Comas- ya se irá solucionando poco a poco".

Quizá estas dos actitudes sean las más importantes que ha devuelto el catalán al cuadro hispalense, que evidenciaba una preocupante falta de confianza. La sonrisa ha vuelto a los jugadores, que esta semana, según comenta alguno, realizaron "las mejores sesiones de entrenamiento en mucho tiempo". Antes del encuentro, por ejemplo, Kakiouzis competía con Betts por ver quién metía más triples. Al final, en el choque con el Akasvayu, el decisivo lo metió De Miguel, que cortó una racha demoledora de los locales en el tercer cuarto ante la pájara cajista que a punto estuvo de costarles el partido.

Y es que hay cosas que no cambian. Resulta extraño cómo un equipo que al descanso tenía a su rival contra las cuerdas se va del choque de una manera tan estrepitosa. "No sé qué pasó. Quizá nos confiamos y ellos apretaron más, pero esto demuestra que aún quedan muchas cosas que mejorar", señalaba el técnico, que explicó que la victoria "debe servir para recuperar a los jugadores". Ya sea por el nuevo entrenador o por la importancia del choque, lo cierto es que muchos de ellos mostraron una cara bien distinta a la de hace apenas una semana. Kakiouzis, que no se entendía y que incluso chocó en alguna ocasión con Magnano, se mostró más efectivo en su papel de cuatro que en otras ocasiones, aunque sigue siendo evidente su debilidad por salir al exterior. Todo es mejorable. Otro de los que empezó a rendir como se espera de él fue Bueno, que en el tiempo que estuvo en cancha hizo un trabajo poco vistoso pero muy efectivo.

El triunfo cosechado ante el Akasvayu saca además a los cajistas de la zona de descenso, por lo que el valor, aunque sea en el plano moral, es doble. Más de un año hacía que el Cajasol no ganaba lejos de San Pablo un partido. La última vez, también con Comas en el banquillo y, cosas del destino, vistiendo de blanco -el negro parece no sentarle muy bien- fue el 7 de enero en Granada (100-104) en la jornada 16. A partir de ahí, un Caja que se había clasificado para la Copa del Rey, comenzó su caída en picado. Ahora, con este triunfo, quién sabe si servirá para remontar aquel vuelo.

La suerte, además, parece que de una vez se alió con los hispalenses. Magnano ya perdió in extremis partidos como el de Valladolid y Granada, o contra el mismo Akasvayu en San Pablo. En aquella ocasión, un triple de McDonald dio el triunfo a los visitantes (79-80), pero esta vez, en idénticas circunstancias -también ganaban de dos los hispalenses a falta de 14 segundos-, De Miguel no tropezó con Miles, se defendió bien y el lanzamiento del nortemearicano dio en el hierro. Cosas de la diosa fortuna, que con ella, Comas y vistiendo de blanco, se dejará de verlo todo muy negro y la salvación estará asegurada.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios