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Un recinto infrautilizado que añora la inolvidable entrada de Abel Antón

  • "El estadio en breve se queda pequeño", vaticinó Monteseirín con poco tino

El otro gran legado de Sevilla 99 también contiene una cifra, como los 43,18 que hizo Johnson: 120. Son los millones de euros, aproximadamente, que costó la construcción del Estadio de la Cartuja. Nada menos que 20.000 millones de esas pesetas que aún manejaban las administraciones públicas cuando unieron esfuerzos para levantar el coliseo.

Este coste seguirá siendo noticia mientras el estadio consuma semanas y meses bajo una lacerante infrautilización. El alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez-Monteseirín, lanzó un órdago cuando acabó el Mundial: "Ahora es un poco grande, pero seguro que cuando pasen unos años se nos queda un poco pequeño", afirmó. La gran baza, el traslado de Sevilla y Betis, no cuajó. Y una década después, la rentabilización pretendida con un uso sostenido de las instalaciones es una quimera.

Desde el Mundial el estadio ha acogido una final de Copa del Rey más (2001), una de la UEFA (2003) y una final de la Copa Davis (2004) como ocasionales citas de nivel. El resto de competiciones deportivas se reducen a torneos y amistosos de equipos de fútbol.

Una vía alternativa para llenar las gradas son los macroconciertos, que sólo a veces completan el aforo. Lo más intenso que se ha vivido allí, diez años después, sigue siendo la entrada de Abel Antón como campeón mundial de maratón.

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