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Otra invitación al pesimismo

  • Debilidad Los números del Sevilla Atlético hablan claro sobre la mala temporada del equipo Clave El Córdoba marcó dos tantos en trece minutos para limitarse luego a esperar

Muy poco ofrece este Sevilla Atlético para hacer creer que aspira a algo más que lo que indica la clasificación de la Liga Adelante. El Córdoba sólo tuvo que agotar un mínimo de cartas para sentenciar el partido y llevarse los tres puntos de la ciudad deportiva en su peculiar lucha por salir de una zona baja que no abandonará el filial sevillista este año.

Diez puntos figuran en un casillero de lamentos y sólo una victoria como regalo a una afición cansada de acudir a un escenario donde prima la alegría rival. Fue otra cita de desconsuelo la de ayer, en la que el sistema a priori ofensivo dispuesto por Fermín Galeote dejaba un hilo de ilusión cortado al instante. Cabe decir que fue un desafortunado rechace lo que propició la aparición de Asen para que iniciara el camino del triunfo cordobesista, aunque la fragilidad del equipo quedó reflejada en la falta de atención de una defensa muy compasiva.

La intención de mando por parte de Cordero volvió a ser encomiable, aunque no tuvo suerte en sus intentos de asociarse a los delanteros, demasiado parecidos en sus funciones estáticas. Cuando ni siquiera el equipo tuvo tiempo para cambiar su mentalidad y buscar a su adversario, Yordi apareció para adelantarse de cabeza a Vargas y rematar un espléndido servicio de José Vega. Un golpe definitivo cuando quedaba aún más de medio partido.

A partir de entonces comenzó otro encuentro, con un Sevilla Atlético empeñado en precipitarse en vez de reflexionar y unos futbolistas retratados por unas circunstancias que no favorecían al deslumbramiento de su juventud. Pese a que todo estaba en contra, algunos intentaron tirar del carro y asumir responsabilidades. Cordero tomó el mando y Ríos trataba de alarmar al contrario con cada lanzamiento de falta, pero ni el destino cambiaría lo irremediable ni los méritos futbolísticos dictaron lo contrario.

Tras el descanso, el Córdoba supo transformar el tiempo ficticio de 45 minutos en uno real muy inferior, impidiendo que la poca creatividad sevillista encontrara el camino del gol. Fue su gran debilidad ayer, la sensación de estar siempre muy lejos de lograr un tanto que creara opciones. No las hubo ni cuando Yordi decidió irse antes de tiempo al vestuario por una patada innecesaria a Cabral.

El filial sevillista dejó de nuevo una imagen de impotencia ante un rival que le superó sin desplegar grandes argumentos. Quizás los errores no tengan ya solución en un campeonato en el que prima la ley de los puntos, aunque el carácter de los futbolistas sí puede salvar una campaña a olvidar.

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