En un segundo plano, uno en el palco y otro en el banquillo, Miguel Torrecilla, director deportivo verdiblanco, y Juanma Lillo, segundo entrenador de Jorge Sampaoli, protagonizan uno de esos reencuentros anecdóticos que se evocan en la víspera de un derbi. La influencia del tolosarra, maestro de técnicos y representante máximo de los teóricos del balón, también se extiende en Torrecilla, quien recibió esos mensajes con los que Lillo empezó a adquirir notoriedad durante su etapa en el Salamanca.

Tras dirigir a Tolosa, Mirandés y Cultural Leonesa, Lillo acudió al rescate del Salamanca en el verano de 1992, un club que había tenido pasado en Primera pero que entonces deambulaba por la Segunda B. Tras un primer intento frustrado de ascenso, el conjunto charro pasaría en apenas tres años a competir en la máxima categoría del fútbol nacional, convirtiendo al tolosarra en el entrenador de moda y en el más joven en debutar en Primera con sólo 29 años.

Aquel histórico Salamanca selló el ascenso en una emocionante promoción ante el Albacete, al que acabó goleando por 0-5, con un Ismael Urzáiz convertido en estrella por su decisiva aportación en el partido final. Precisamente, en aquel equipo Torrecilla, hombre de la tierra, ejercía de referente y fue partícipe de todos esos ascensos de un Salamanca que volvió a vivir días de gloria.

"Yo era un jugador muy poco virtuoso, pero lo de tener entrenadores con gusto por el buen fútbol te marca. No sé si es casualidad pero nos creó una intención y ser pensantes desde esos días a todo lo que se mueve a tu alrededor", aseguró Torrecilla en una entrevista en La Voz de Galicia en 2010, cuando recordó sus tiempos con Lillo.

Roberto Olabe, Sito Alonso, Joan Barbará, Martín Vellisca... Jugadores que participaron en el Salamanca bajo la batuta del tolosarra y cuyas carreras se vieron marcadas por esa referencia. "Mis influencias han sido Cruyff y Lillo", aseguró el propio Pep Guardiola en una de sus primeras comparecencias como técnico azulgrana. Ahora, Lillo trata de aportar su conocimiento al fútbol de posesión de Sampaoli; mientras, su discípulo Torrecilla, trata de hallar la fórmula adecuada para que el Betis consiga una identidad que permita identificarlo con el buen fútbol.