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La lección del profesor

  • La llegada de Fernando Vázquez le ha cambiado la cara al equipo deportivista, que ahora sí cree en la más que necesaria permanencia.

No corren tiempos felices para el Deportivo, pero la llegada de Fernando Vázquez a su banquillo le ha cambiado por completo la fisonomía en el apartado deportivo. Desahuciado durante gran parte del campeonato, cuatro victorias seguidas y el último empate ante el Athletic han convertido lo que parecía un milagro en un objetivo al alcance de la mano, aunque ahora le falta ese decisivo sprint final para conseguir una permanencia muy necesaria para un equipo inmerso en el concurso de acreedores.

Ni con José Luis Oltra, el entrenador del ascenso, ni por supuesto con Domingos Paciencia, que salió huyendo ante la debacle que se vislumbraba, el Deportivo encontró el camino de la salvación, algo que sí ha llegado con Vázquez, quien, a pesar de los seis años que ha estado apartado de los banquillos, ha reanimado moralmente al equipo hasta recuperar la mejor versión de esa mezcla de jóvenes y veteranos que tiene a sus órdenes.

Sin balón

64 goles encajados en los 32 partidos ligueros que se llevan disputados reflejan el principal punto débil del Deportivo en esta temporada, un equipo que ofreció demasiadas facilidades a sus rivales. Con Vázquez, el equipo ha mejorado ligeramente los números, también influido por la presencia de un lateral como Silvio en vez del inefable Evaldo o el aumento en el rendimiento de veteranos como Marchena o Manuel Pablo.

El centro de la defensa aparece como la zona más floja de este Deportivo y salvo Marchena cuando ha estado recuperado, el resto de centrales no ha llegado a consolidarse, alternándose en el once según los estados de forma.

 

Con balón

La mejoría de las últimas jornadas ha ido aparejada de un elevado acierto goleador. Con Valerón al mando de las operaciones, el Deportivo ha radicalizado su verticalidad, aprovechando el desborde y la velocidad de jugadores como Bruno Gama, Pizzi o Riki, que han recuperado su mejor versión, sobre todo cuando se encuentran con espacios.

Con Juan Domínguez y Abel Aguilar formando un doble pivote que combina fortaleza y llegada, el mayor peligro deportivista llega al contragolpe, cuando se maximizan las virtudes de sus jugadores de ataque. El buen momento de Bruno Gama, que ha marcado en los tres últimos partidos, marca otra de las claves de la reacción deportivista.

Lo mejor

El impulso anímico que ha adquirido el cuadro deportivista con los resultados obtenidos con Fernando Vázquez. Si hace mes y medio necesitaba un milagro para lograr la salvación, ahora depende de sí mismo y eso ha dotado de confianza al equipo, que ha mejorado sus prestaciones.

 

Lo peor

El rendimiento defensivo del equipo durante toda la temporada. Con Vázquez trata de mantener más juntas las líneas pero aun así concede numerosas ocasiones a los rivales.

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