Atletismo l XXVI Cross Internacional de Itálica

La leyenda se hizo sprint

  • En una emocionante recta final, el ugandés Kipsiro venció por centímetros al campeón mundial de cross, Tadesse · La keniana Jeplenting ganó con autoridad delante de la rusa Konovalova, quien redondeó una soberbia carrera

Itálica cumplió las expectativas de su nombre y su leyenda. La prueba masculina, competición que fue exclusivamente de dos corredores africanos desde la segunda vuelta, culminó en un trepidante final en el que ni Moses Kipsiro, bronce en 5.000 en el Mundial de Osaka, ni Zersenay Tadesse, campeón del Mundo de Cross en Mombasa, cedieron un soplo de aliento hasta la misma cinta de meta. El sprint, el más igualado de los que se recuerdan en las veinticinco ediciones anteriores de Itálica, dio como ganador al ugandés Kipsiro, que obtuvo el más preciado laurel, fruto de su mayor punta de velocidad.

En cuanto a la carrera de los no africanos, el madrileño Chema Martínez se coronó como el mejor de los europeos contendientes, décimo, por delante de Juan Carlos de la Ossa y Juan Carlos Higuero, undécimo y duodécimo, respectivamente. El sevillano Antonio David Jiménez Pentinel hubo de abandonar en la primera vuelta, víctima de las secuelas de un catarro que mermó su rendimiento físico.

En una espléndida jornada para la práctica del atletismo, con una temperatura tintando a lo primaveral, las ruinas romanas de Santiponce volvieron a ser el privilegiado escenario del Cross Internacional de Itálica. Cinco vueltas al circuito desde el pistoletazo de salida en la contienda masculina. La percusión inicial fue testigo de la imposición del ritmo del campeón mundial y favorito, Tadesse. Entre ellos, como era de esperar, toda la morena nómina del poder africano. De invitado de excepción, la figura descolorida de Chema Martínez, único superviviente en el pelotón puntero de los no africanos. Ya a la zaga, desde el mismo comienzo, los De la Ossa, Higuero, Pentinel y el previsible etcétera.

Tras una de tanteo, la segunda vuelta trajo la configuración de los grupos llamados a ser los definitivos. A Tadesse, en la punta de lanza, le estorbaban los resoplidos de los seguidores y decidió poner tierra de por medio, sin contemplaciones. El campeón eritreo rompió la carrera y sacó los galones a relucir. Únicamente Kipsiro respiró al mismo son de Tadesse.

Por detrás, el keniano Leonard Komon, a la postre tercero en el podio final, comandó un grupo donde también figuraban Nyasango, Longosiwa, Kifle y Tola Tadesse. Al rebufo, Chema Martínez sufrió para soportar a un reducido y selecto grupo de africanos. Ya sin Pentinel en el albero itálico, aquejado de la tos de turno, De la Ossa e Higuero mantuvieron su lucha particular, que no dirimieron hasta el tramo final a favor del primero.

Le pelea por la corona de laurel iba, sin embargo, unas decenas de metros por delante. La pareja Tadesse-Kipsiro escarbaba en la arena del recorrido y sólo era capaz de seguirle el improbable fantasma de Escipión el Africano. Otro meridional, el keniano Komon, hacía de puente con un grupo que no se rendía pese a la desventaja. La suerte estaba echada. A poco de la vuelta definitiva, el dúo líder está a punto de quebrarse: Kipsiro sufrió un traspié en una curva, pero Tadesse frenó la marcha para esperarlo. Gesto de un campeón. Al eritreo le apetecía la confrontación más esperada por los asistentes, el esprint más emocionante de los vividos en Itálica. El ugandés Kipsiro hizo valer su velocidad y terminó venciendo por apenas unos centímetros a Tadesse.

En la prueba femenina, ganó la keniana Priscah Jeplenting, seguida de Marya Konovalova y de la etíope Yhimer Wude. A la competición de las féminas le faltó la emoción de la de los varones por la primera posición, pero se libró un bonito combate por la segunda plaza. El caso es que Jeplenting dominó de principio a fin con una superioridad casi insultante. A unos metros, en un permanente estado de goma, le siguieron la etíope Wude y la siberiana Konovalova. La rusa, en una elogiosa carrera de menos a más, siempre entre las primeras, logró alcanzar el segundo puesto mediada la prueba. Mientras, Jeplenting se mantenía a su aire en el liderato, con tiempo para la contemplación de las lozas, los mármoles y los mosaicos de Adriano. A la estela, Konovalova, a muy buen ritmo, parecía demandar un kilómetro más a la organización, pues el segundo puesto era ya suyo e iba a más. Ajena, Jeplenting encaró tranquila los últimos metros y ganó con suficiencia. La rusa acabó segunda, y pidiendo más albero...

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