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Por si fuera poco, el líder

  • El Real Madrid, sin Ayón ni Randolph, mide las urgencias de un Betis que aún no conoce el triunfo

  • La capacidad defensiva que puedan ofrecer los de Quintana marcará el duelo

Dicen que la esperanza es lo último que se pierde y a eso debe agarrarse quien vaya esta tarde a San Pablo a ver al colista de la ACB ante el líder Real Madrid. La esperanza de que peor no pueden ir las cosas; la esperanza de que, aunque sea por casuística, alguna vez tocará ganar; la esperanza de que la pasada temporada el Betis se impuso al conjunto blanco con Triguero de héroe... Prueba irrefutable de que cualquier cosa puede pasar. Y es que al final son cinco contra cinco en la pista, cinco que hoy por hoy forman un conjunto malo contra otros que sí que son un equipo, vaya eso por delante, y de lo que se trata, lo que puede cambiar la percepción, es de que la pelotita entre.

Evidentemente nunca es buen momento para recibir a la tropa de Pablo Laso. Sobre todo cuando los verdiblancos no conocen aún el sabor del triunfo y la confianza de la plantilla comienza a resquebrajarse. Pero en estos encuentros grandes todo el mundo se viene arriba. Puede que McGrath dé más de dos asistencias, que Boungou-Colo deje de tirar melones y hasta que un pívot haga un bloqueo. Todo es más fácil ante un rival que llega sin Randolph, Kuzmic ni Ayón, con Felipe Reyes desdoblándose para hacer de cinco y Tavares enganchándose al carro sin un tiempo de adaptación que en Sevilla todavía alguno reclama.

El descarte de Quintana es Saúl Blanco, por lo que contará hasta con cinco posibles bases

Tiempo ya ha habido de sobra. La excusa, que nadie ponía como tal, pero que se dejaba caer antes y después de cada derrota desde la jornada primera, de que los jugadores deben conocerse no sirve cuando el Betis no ha jugado más de diez minutos buenos de baloncesto en lo que se lleva de temporada. Se acabaron los paños calientes, porque aun con el balance de 0-8 la plantilla debería estar capacitada para amarrar la permanencia al final del curso sobradamente. De no hacerlo, sería el mayor resbalón de la carrera de Quintana, que ha dejado escapar dos ocasiones pintiparadas de sumar (en casa con Estudiantes y en Andorra) y ahora debe recuperar el paso perdido frente a un Madrid que viene sufriendo a domicilio. Sufrió para imponerse en Burgos y le costó derrotar al Tenerife.

El problema, sin embargo, no es hoy por hoy el rival, sino el propio Betis. Un conjunto sin fe en defensa, rozando la desidia en ciertos encuentros, y anárquico en ataque al que le falta un líder que tire del carro y otro que dirija las operaciones. Para eso ha llegado Draper, aunque el estadounidense está fuera de forma y cada tres carreras seguidas para un lado y para otro se tendrá que ir al banquillo a por la bombona de oxígeno. Su entrada en el equipo deja fuera a Saúl Blanco, el descarte de Quintana para esta jornada. Mikel Úriz podrá vérselas con Campazzo, pero no con Doncic, que ha iniciado el curso como un tiro. Frenarlo será el reto para un equipo que aún no se ha enterado de que este juego parte desde atrás, por lo que el problema es tan grande como el reto. Pero esto es baloncesto y todavía se recuerdan los tiros libres de Triguero, así que...

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