La crónica

La liga se hace eterna (1-1)

  • Ni durante la media hora en que jugó con uno más fue capaz de imponer su fútbol a un Celta que leyó mejor el partido · En un partido para sentenciar medio ascenso, resucitó a un rival.

Ya puede el Betis afanarse en aprovechar la renta de cuatro puntos que lo alumbra en los diez partidos que le restan frente a la vulgaridad imperante en la categoría. Porque como se entretenga en darle al Celta más vida de la que ya le dio ayer en un fallido y torpe vis a vis y lo espete por medio el play-off puede pasarlo mal. Y es que, a tenor de lo presenciado ayer, el equipo bético se achica cuando llega un partido de verdad. Le cuesta mantenerse sereno para competir. Y no jugar de forma inteligente, perder el norte, siempre denota inseguridad.

A poco que hubiese sabido fajarse ante los dos rivales que le ha deparado una liga de tres, hoy estaría ya con un pie en Primera División. El Rayo lo despachó hace una semana sin hacer nada del otro mundo. El Celta no lo hizo porque su presente lo tiene acobardado y los momentos del partido lo acoquinaron aún más. El Betis, hoy, podría vivir a siete o diez puntos de los celestes y, sin embargo, los ha devuelto a la vida por su incapacidad para rematarlo pese a gozar de media hora en un once para diez y afrontar el tramo final en un ventajoso pero inocuo diez frente a nueve.

Aunque hay una diferencia esencial entre el Betis y el Celta. Pepe Mel diseña en la pizarra equipos valientes que, empero, sobre el césped se amilanan. Al habitual tridente lo suele acompañar un extremo, normalmente Ezequiel; ayer Juanma. Pero a la hora de la verdad apenas sabe atacar, a sus laterales les cuesta soltarse y su lectura futbolística rara vez es la idónea. Últimamente, es mejor equipo en los papeles que sobre el terreno de juego.

El Celta es otra cosa. Es un equipo inteligente. Conoce sus carencias y hasta sus miedos. Y ello puede llegar a ser una virtud. Ayer, de salida, Paco Herrera le gano la partida a Mel. Pobló el césped de centrocampistas en base a un 4-1-3-2 que sostuvo Bustos y se merendó al Betis desde los albores. Su temprano acoso le valió un gol, mediando un fuera de juego, pero un buen gol fruto del juego desplegado y que quizá hubiese llegado en cualquier otra jugada trenzada de haber sido invalidado el de David Rodríguez.

A partir de ahí, siempre supo qué hacer con el partido. Su osadía desapareció pronto y su técnico lo fue mutilando. Tras la expulsión de Roberto Lago -su acción temeraria y negligente sobre Emana merecía por sí sola la roja directa-, afrontó la segunda parte sin De Lucas. Luego vulgarizó a su equipo al dejarlo también sin Trashorras. Pero, aun así, hasta con nueve en los estertores fue capaz de sentirse vivo gracias a la zancada de Dani Abalo. En su tacañería, supo ver entre la escasa luz que le brindó el partido y arañó un empate que debe resucitarlo de su crisis.

Al Betis, por contra, lo asuelan las dudas. Mel lleva un tiempo confuso y sólo el regreso de Iriney puede abrirle los ojos. Debe ser entonces cuando alinee a tres centrocampistas y se deje de zarandajas. Tanta gente por delante del balón y de vocación netamente ofensiva desconecta al equipo. Ayer Beñat se vio sobrepasado. Salva Sevilla siempre se movió unos metros por delante y el Celta superó líneas con gran facilidad.

Con todo, el Betis gozó de un buen momento de juego en la primera parte y hasta debió irse a casetas en ventaja. Juanma y Emana buscaron compensar la mayor presencia celeste en los medios con el juego interior. Las diagonales de ambos tumbaron el campo en pos de la meta de Yoel. En una de ellas, el extremeño halló la génesis del gol de Jorge Molina tras excelsa combinación de toda la delantera. Emana, con el exterior del pie, puso de gol al alcoyano.

Pero cuando de verdad se le puso de cara el partido, no supo hincarle el diente. Mel, que en Vallecas salió con Ezequiel como titular cuando la situación quizá demandase a Miguel Lopes, no utilizó ayer al melillense para que abusase de Murillo, un jugador blandito y confuso en el lateral. Optó por Momo, en la reserva hace meses, y éste, en principio además a pie cambiado, no supo abrir el campo cuando era una premisa. El madrileño sacó luego del campo a un enchufadísimo Emana, el único que transmitía optimismo al juego. No tuvo su día Mel. Su equipo tampoco y la penitencia será ver cómo la temporada se le hace interminable. Eterna.

Ficha técnica:

1 - Real Betis: Casto, Isidoro (Manu Palancar, m.69), Belenguer, Dorado, Nacho; Beñat, Salva Sevilla; Juanma (Momo, m,55), Rubén Castro, Emaná (Roversio, m.77); y Jorge Molina.

1 - Celta de Vigo: Yoel, Murillo, Catalá, Sergio Ortega, Lago; López Garay, Bustos; Trashorras (Dani Abalo, m.72), Alex Lopez, De Lucas (Víctor Fernández, m.46), y David Rodríguez (Iago Aspas, m.59).

Goles: 0-1: m.6, David Rodríguez. 1-1: m.35, Jorge Molina.

Arbitro: Jesús Gil Manzano (c.extremeño). Expulsó, por doble tarjeta amarilla a Roberto Lago (m.33 y m.44), a Belenguer (m.30 y m.75), Iago Aspas (en el descanso, en el banquillo, y m.84), además mostró tarjeta amarilla a Beñat (m,15), V. Fernández (m.53), Juanma (m.54), Isidoro (m.68), Yoel (m.87), Nacho (m.88), López Garay (m.89)

Incidencias: Partido disputado en el estadio Benito Villamarín ante cerca de 40.000 espectadores. Terreno de juego en buenas condiciones, pese al insistente aguacero, sobre todo en el segundo tiempo.

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