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De cómo manejar el balón

  • Chaparro se afana en que sus futbolistas sepan llevar el peso del partido ante un Murcia que renunciará · El Betis debe cambiar el rol que mejor le va: esperar

Desde que se inventara el fútbol las diversas formas que hay de jugarlo se reducen básicamente a dos: tener el balón el mayor tiempo posible para atacar y lograr cuanto más goles mejor o defenderse y esperar la oportunidad para en un contraataque rápido sorprender al rival. Otrora, todos los grandes equipos asumían el protagonismo y el resto variaba su rol dependiendo de la jerarquía del rival y de si jugaba o no al amparo de los suyos. El Betis, casi siempre, ha sido de éstos.

Pero el problema reside en que ante la falta de calidad de su plantilla para llevar la iniciativa, ya es una práctica casi olvidada. Y no precisamente porque carezca de armas para hacer daño arriba al rival, sino porque las deficiencias en el centro del campo para crear juego y en la defensa lo obligan a no destaparse demasiado, ya que expuesto a los contraataques del rival es una víctima segura.

Es por ello que Paco Chaparro se afana durante esta semana en entrenar, día a día, cómo hacer que el Betis maneje el balón y, con ello, lleve la iniciativa del partido que le enfrentará al Murcia mañana, ya que el equipo pimentonero sí es seguro que renunciará de salida a cualquier protagonismo. Con Lucas Alcaraz aún al frente del once rojillo, prevén los técnicos verdiblancos que su rival se pertreche bien con dos líneas muy juntas en su campo y acuda al juego directo sobre los grandotes Goitom o Íñigo como primera jugada de ataque.

Es decir, el Betis se verá obligado, como le ocurriese frente al Deportivo a hacer lo que no está acostumbrado y, además, lo que peor se le suele dar. Así lo demuestran los resultados cosechados en las dos últimas temporadas, en las que el equipo falló en demasía ante los rivales más endebles en Heliópolis o La Cartuja.

Chaparro, quien sabe también que el empate frente al Murcia es un mal menor, quiere que Arzu guarde siempre la posición y que el equipo se vaya adelante con paciencia y sabiendo siempre qué deja atrás. Pero, principalmente, el técnico trianero, que ha acostumbrado a su equipo a jugar rápido en dos o tres toques y salir con velocidad al contraataque, ahora se esmera en que jueguen a cinco o seis pases entre líneas sabedor de que el rival no se destapará jamás y el Betis deberá elaborar más su juego para sorprender y ensanchar el campo para que al Murcia le cueste más tapar los espacios.

La labor psicológica también está siendo intensa e igual de importante, ya que otro de los motivos de que el Betis no dé la talla en este tipo de partidos es que le cuesta jugar con presión. Y ante el Murcia la tiene, ya que los futbolistas saben que de ganar darían un paso de gigante en pos de mantener la categoría. Esta tensión, por ejemplo, no existió en el último partido en Heliópolis y sí, por contra, mucha motivación, que es la medicina que Chaparro trata de inculcarle a su gente en vísperas de medirse a un rival que pretenderá que los verdiblancos le cojan asco a un partido que ya de por sí no invita a nada.

Y como se juega como se entrena, hoy, a puerta cerrada en la ciudad deportiva, el técnico verdiblanco insistirá en el ajuste fino de su equipo en los mismos conceptos que le ha venido insistiendo desde el martes.

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