El triunfo ante el Gran Canaria fue un espejismo en el desierto del Cajasol. Las mismas deficiencias, los problemas en todos los aspectos del juego y, lo que es peor, en la cabeza de los integrantes del equipo sevillano, volvieron a explotar en Santiago de Compostela el pasado sábado, cuando el Blusens se convirtió en un devorador para pasar por encima y ningunear a la escuadra hispalense.

A Aíto García Reneses se lo llevaban los miedos por una razón de lo más básica: ausencia absoluta de actitud de sus jugadores. El técnico madrileño no daba crédito a la empanada mental con la que salieron sus pupilos a la pista, recibiendo un pronto castigo de 10-0 más tarde alargado a 24-4 en un visto y no visto. Cuando los cajistas empezaron a enterarse de que había un partido en el Fontes do Sar y se colocaron a ocho (30-22), otra desconexión total de los visitantes abrió la herida, nunca cicatrizada, para hundir cualquier atisbo de reacción tras un parcial de 18-2 que dejó finiquitada la contienda antes de llegar al intermedio en el recinto santiagués.

La plantilla está superada por los acontecimientos, desnortada nada más ponerse en juego el balón, y el club quiere tratar de revertir esta situación, busca atajar el problema severo, con reuniones al primer nivel esta misma semana en San Pablo. El presidente, Juan Carlos Ollero, presenció en directo el duelo y se trajo una dolorosa derrota de vuelta. También vieron el partido el consejero Fernando Moral y el director deportivo, Juan Llaneza. La cúpula directiva del Cajasol se citará, aunque nadie quiera trasladar el carácter urgente de la situación, para hablar con Aíto sobre qué le está pasando al equipo en este inicio.

No existen por ahora indicios de que el club busque en el mercado refuerzos para cortar a alguno de los integrantes del plantel, aunque existen dudas sobre Buckman. El técnico del Cajasol no ha solicitado hasta el momento ningún fichaje y los planes pasan por esperar alguna semana más para ver la reacción del grupo.