Liga bbva

Sin motivación es imposible (2-1)

  • El Sevilla insiste en regalar el primer tiempo con un plan de vacaciones y un juego deplorable. Con la mejoría tras el descanso pudo hasta hacer bingo pero recibió un gol extrañísimo en el descuento.

Derrota, ya ni siquiera empate, del Sevilla fuera de casa, donde sigue sin ganar en Liga y además dando una imagen francamente penosa durante muchos minutos. La realidad del Sevilla es la que es y era lógica diversificar esfuerzos y atención, pero siempre que se garantice un mínimo competitivo que, sin la menor duda, no se dio en Valencia.

Cada vez tiene más claro el Sevilla, por no decir clarísimo, que su temporada ya no pasa por la Liga y así, sin motivación en el torneo y con la Liga Europa on fire, todo es más difícil. Las rotaciones son una cosa y no comparecer es otra bien distinta. Y el Sevilla, de salida, no estaba en Mestalla. Estaba, aunque nadie lo reconozca abiertamente, en el Pizjuán. Athletic. Jueves de Feria. Semifinales de competición europea en juego. ¿Valencia? En Valencia seguro que no.

Sin motivación y con el freno de mano echado es imposible competir. El Valencia, en cambio, se jugaba la vida porque parecía empeñado en meterse en un lío y el calendario, Sevilla incluido, era pavoroso. Barcelona, Villarreal y Real Madrid en las últimas seis jornadas. Horror.

Por eso era lógico que el Valencia saliera a morder y a intentar aprovechar las distracciones del Sevilla. 19 tiros en el primer tiempo, ocho de ellos a puerta y un gol a balón parado porque en jugada, la verdad, el Valencia parece incapaz de definir. Santi Mina tiró al palo, Parejo se encontró con Rico dos veces, una de ellas solito ante el portero, como ya le había pasado a Rodrigo nada más empezar.

Total, que el Sevilla casi podía darse por contento con ir sólo 1-0 al descanso. Su dibujo con dos puntas, Llorente y Juan Muñoz, desplazando además a Cristóforo a la derecha, se había demostrado inoperativo y las llegadas del Valencia se acumulaban de manera casi atropellada mientras que el Sevilla sacara la pelota parecía misión imposible.

Emery, cantado, prescinde de Juan Muñoz y con Vitolo el equipo empieza a dar otra versión. Fuera el 4-4-2 de salida y vuelta al dibujo, digamos, habitual. En tres minutos ya puede marcar el Sevilla con una combinación entre Vitolo y Coke con centro de éste -el único bueno de innumerables intentos- que Llorente cabecea fuera adelantándose a Diego Alves.

Ya el Sevilla sí juega y el Valencia empieza a ceder metros. Es entrar Gameiro por Cristóforo a la hora de encuentro y la zozobra local se huele. Banega atrás y dos puntas de nuevo. El francés lo primera que hace es tirar una contra excelente contra tres logrando dejar solo al argentino, cuyo control obliga a un tiro escorado que repele el meta local.

El tercer movimiento de Emery es para recuperar de nuevo el dibujo habitual al entrar Konoplyanka por Llorente. El ucraniano se sacó un centro de mago pero Coke, con todo a favor, remató a ninguna parte.

El triunfo era obligado para el Valencia y el Sevilla, de haberse jugado el cuarto puesto, a fe que hubiera hecho temblar a un rico metido en problemas. De hecho, cuando Krohn-Dehli conecta con Gameiro al espacio y el francés empata tirando duro al primer palo, la impresión en Valencia es de que el partido acabe cuanto antes.

Cosas del fútbol, Negredo aprovecha sus minutitos pescando un balón suelto en una falta con una asistencia de Andre Gomes que parece no con la mano sino con las dos, aunque fuera mucho más difícil de ver para el destacable -en cuanto a criterio y conceptos- Vicandi Garrido que el abrazo descarado de Mustafi a Llorente en el área al inicio del segundo tiempo.

El 2-1 llega ya en el descuento y el Valencia respira mientras el Sevilla acumula más tiempo sin ganar fuera, zanja su temporada liguera a la espera de que las matemáticas le adjudiquen al menos el séptimo puesto y abre un último mes y medio de competición claramente enfocado a la Europa League y la final copera. Que no es poco ni mucho menos.

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