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Ya nadie se guarda comodines

  • Lopera, muy molesto después de que la estrategia del club viera ayer la luz, se prepara para recibir a Chaparro en los próximos días y jugar las últimas cartas que certifiquen la renovación del técnico

No le ha gustado a Manuel Ruiz de Lopera ver, publicado en Diario de Sevilla, el contenido de la reunión que mantuvo con su cúpula directiva. El máximo accionista del Betis, que lleva las negociaciones al extremo, como si enfrente estuviese el enemigo, considera que parte de su estrategia ha quedado al descubierto y está muy molesto con su entorno, aunque habiendo seis personas en la reunión y la otra media docena que estaba informada media hora después, era previsible alguna filtración.

Lopera, que jamás llega a aburrirse con estos asuntos, de ahí que los prolongue hasta la extenuación, tiene hoy casi más prisa que el propio Paco Chaparro en reunirse con él, negociar los escasos puntos que restan y firmar el contrato. Peleará, por supuesto, todo lo que pueda pelear, pero no se siente tan seguro sabiendo que quien él considera su oponente conoce ya sus cartas: su predisposición al sí ante la falta de alternativas, a los cambios en la secretaría técnica e incluso a lograr una mayor inversión en la plantilla accediendo a traspasos a los que antes se cerraba.

Pero poderosas razones tiene para haber apostado finalmente por Chaparro y una de ellas es económica. No en vano, en la reunión del viernes le recordaron el dineral que había supuesto para el club la contratación de Cúper y sus ayudantes: 1,5 millones de euros netos en total. También hubo quien no estuvo del todo de acuerdo en sondear técnicos de segunda fila, como el italiano De Biasi. A Fernando Vázquez no le ha consultado Lopera desde hace tiempo. "En invierno, aunque se dijo lo contrario, tampoco me llamó", confesó el técnico gallego a este diario.

Pero, curiosamente, el trabajo previo lo había realizado un hombre que no estuvo en la reunión clave por su declarado fervor hacia la figura del técnico trianero: Manuel Castaño. El consejero y jurista verdiblanco, el día anterior, durante el entierro del padre de Manuel Momparlet, compartió muchos minutos de charla con el máximo accionista y lo predispuso a renovar al actual entrenador del Betis. Le dijo no sólo que éste es la persona idónea para comenzar un proyecto y que se lo había ganado, sino que encima es un buen entrenador y bético, y que todas las reformas que le pedía no eran lo mejor para el propio Chaparro sino para el club, para el Betis.

A tenor del resultado final de la reunión del día siguiente, el discurso de Castaño hizo efecto en Lopera. Hay fuentes incluso que indican que desde hace tiempo, el máximo accionista sólo busca una alternativa para presionar a Chaparro, pero que quiere que éste sea su entrenador. En breve será así salvo sorpresa que ni quieren ni esperan las partes. Porque Chaparro, adrede, también se quedó sin comodines en sus interminables reuniones con Lopera y Momparlet, a los que reveló todos sus planes.

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