Después de mucho tensarla, la cuerda se acabó rompiendo por el lado más débil, el del entrenador. Rubén Magnano ya es historia y comienza otra era Manel Comas cuyo objetivo, como en la primera ocasión, será el de salvar a un equipo que navega sin rumbo abocado al abismo de la LEB Oro.

El nuevo técnico cajista llega como el salvador, como aquel hijo pródigo que no debió irse y con el que se tenía una cuenta pendiente dado los hechos del pasado. Sin rencor alguno, al contrario, con la ilusión de un debutante, Comas encarna todo aquello que la afición y el equipo necesita en unos momentos en los que la soga aprieta con fuerza: implicación, orgullo y sangre. Sin embargo, el entrenador necesitará algo más que sus buenas intenciones y conocimientos para llevar a buen puerto la nave hispalense, pues sin la complicidad de sus jugadores, algo que el preparador argentino echó de menos en las 17 jornadas anteriores, será complicado lograr el objetivo de la salvación.

El preparador catalán es ahora la piedra angular de un proyecto que sigue cambiando en busca de una identidad propia. A Bennett sólo le han hecho falta dos encuentros para convertirse en el base titular y la bandera de un equipo que, con Miso lesionando la mitad de la temporada, Kakiouzis desaparecido y Miles y Ellis venidos a menos, ha echado demasiado en falta la figura de un líder. Tarde, pero, poco a poco, parece que las soluciones van llegando a la entidad de San Pablo, cuyo próximo y necesario paso será reforzar el juego interior, aunque eso, ahora, es otra historia, sobre todo porque el calendario que viene es muy propicio para encarar la escalada y los responsables cajistas querrán ver cómo reacciona la plantilla .

La primera batalla del nuevo Cajasol se librará en Gerona, una plaza difícil de tomar, pero no inexpugnable. No en vano, los catalanes han perdido en Fontajau tres veces esta campaña (con el Axa Barcelona, el Real Madrid y el Unicaja), aunque los sevillanos no conocen aún la victoria a domicilio -de hecho hace más de un año que no ganan fuera de San Pablo-, así que los visitantes no están para mirar las estadísticas.

Sin embargo, el cuadro de Pedro Martínez no atraviesa por su mejor momento, pues ha acumulado cuatro derrotas en los últimos siete encuentros. Aun así, el Akasvayu aseguró su plaza en la Copa la pasada semana y se ha mostrado bastante fiable en su cancha donde la regularidad de Gasol bajo el aro es un seguro de vida. Ahí, básicamente, radicará una de las clave del partido, ya que los gerundenses tratarán de aprovechar su mayor potencial en la pintura ante un rival que, precisamente, es ahí donde más problemas tiene, tanto en el apartado ofensivo como a la hora de parar a su oponente. Pero no es ésta la única arma de los locales. El choque tendrá un punto de especial atención en los triples, puesto que se enfrentan dos de los cuatro mejores equipos de la competición en esa faceta: el Akasvayu es tercero con 38,17% y el Cajasol cuarto con 37,82%.

Pocos apostaban por un cambio en el banquillo antes de esta jornada, ya que, tras salvar la cabeza el lunes por la noche tras la reunión de urgencia de la directiva cajista, Magnano fue cesado el miércoles después de dirigir el entrenamiento de la mañana. Comas ya dirigió la sesión vespertina ese mismo día, pero apenas ha tenido tiempo de entrenar a un grupo que tiene mucho que trabajar aún, por lo que el tiempo se ha convertido en el mayor hándicap de los cajistas, que no una excusa, pues la necesidad acucia.

Al menos, el barcelonés tiene a todos los jugadores a su disposición. No así Pedro Martínez, que si bien recupera en partido ACB a Stevenson -que ya reapareció esta semana en la Copa Uleb-, no podrá contar con Erik Daniels, su último fichaje, que sustituye de Drobnjak y ayer pasó el reconocimiento médico. Además, el serbio Cvetkovic superó un proceso febril y finalmente podrá jugar frente al Cajasol.