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El nuevo examen de Fazio

  • Tras salir del equipo en el descanso de Granada, la baja de Botía le obliga a volver presionado por la etiqueta que se colgó.

No es muy normal que un futbolista que tenga que tener una participación directa en el equipo lo haga, de entrada, con dudas en el entorno, pero a Fazio le pasa. No es que sea un futbolista más o menos respaldado y que deje un mínimo resquicio a la duda, no. Es que el argentino la primera etiqueta que lleva por delante es que no es un titular de garantías y que la pifia, tarde o temprano, está asegurada.

Puede haber marcado goles como el que hizo ante el Getafe, puede haber firmado grandes partidos en momentos puntuales, con unas sensaciones de jerarquía y seguridad aplastantes, puede tener la fe ciega del entrenador, de la dirección deportiva, de hasta la presidencia... que el poso final, lo que rezuma el ambiente cuando se pronuncia su nombre, es desconfianza.

Esto es así y Fazio, en su séptima temporada en el Sevilla, nombrado capitán por sus compañeros -fundamentalmente por motivos de antigüedad-, no lo puede cambiar. Ya no es ni siquiera la eterna promesa. Se le exige rendimiento sin dudas, como lo ha hecho Botía en cuanto ha tenido la ocasión de hacerse con un puesto, precisamente en uno de esos momentos de alarmante falta de garantías que dejó el argentino. Fue en Granada y allí mismo Míchel no tuvo pelos en la lengua para reconocerlo. "Lo he quitado porque estaba sufriendo y estaba contagiando desconfianza al equipo. Pero es un jugador que nos ha ayudado muchas veces y que lo seguirá haciendo en otros partidos". Desde el descanso del encuentro de Los Cármenes -cuando el Sevilla había empatado tras ese gol de Mikel Rico al rechace del penalti parado por Palop-, el argentino no ha vuelto a jugar, pero ante el Mallorca volverá a hacerlo por la sanción de Botía. Coincidió además su ausencia con la mejoría del equipo en general, ya con Maduro como titular: triunfo ante el Real Madrid y en Riazor, y partidazo frente al Barça. Sólo Balaídos cambió el son.

Quedan trece días, con lo que tiene tiempo para mentalizarse y prepararse, pero Fazio ya sabe que tendrá otra oportunidad, otro examen, ante el Mallorca de Joaquín Caparrós. Botía vio en Vigo la quinta tarjeta amarilla del primer ciclo y Míchel no podrá alinear a la que ahora mismo es su pareja de centrales titular: el asturiano y Spahic.

Y puede que ocurra a veces como dice Míchel porque el bosnio ha mejorado muchísimo desde que el ex jugador del Sporting es su compañero en el eje de la zaga. Ello no quiere decir que la dupla Fazio-Spahic no funcione. Ha quedado dicho desde el principio que, sin ir más lejos, frente al Getafe los de Míchel vencieron con un golazo del argentino y un buen rendimiento en general, pero hubo tanto por parte de uno como de otro amagos de dudas en varias jugadas que provocaron algunos sobresaltos y a eso se refiere la afición, el entorno, los detractores de Fazio..., o como quieran llamarlo, cuando la desgarbada figura del argentino asoma por el túnel de vestuarios.

A lo mejor es un sambenito o una etiqueta injusta. Puede. Pero lo que sí es cierto e irrefutable que es algo que difícilmente se puede variar ya. Sólo él, con un cambio radical de rendimiento continuado en el tiempo podría hacerlo. Fazio, en su séptima temporada desde que llegó a Nervión y con el brazalete de capitán, sigue haciendo que la grada ladee la cabeza y no esté tranquila. Ahora tiene un nuevo examen.

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