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El orgullo, la única arma

  • Complicado Tras la derrota ante el Tau, los de Magnano buscan la redención en La Fonteta valenciana Últimas balas El Pamesa se juega su presencia en la Copa del Rey y el Cajasol, apenas su credibilidad

Dicen que tras la tempestad llega la calma, pero las urgencias del calendario hacen que el Cajasol apenas tenga tiempo para reflexionar sobre el desastre del Tau, porque, sin dilación ninguna, ya espera el Pamesa. El partido, más que nunca, es el de las urgencias para los sevillanos, ya que después de haber tocado fondo el viernes en San Pablo, la reacción es una obligación, tanto en cuanto al resultado como en el juego, pues sería inadmisible repetir la desidia y la falta de actitud mostradas frente a los vitorianos.

Con todo, tras lo visto con el Baskonia y la fortaleza de los valencianos en su feudo, donde cuenta por triunfos sus comparecencias, una regularidad que lo ha dejado a una sola victoria de sellar su clasificación para la Copa del Rey. Así, es mucho lo que se juegan los de Katsikaris, pero más aún, la credibilidad de todo un bloque, lo que se juegan los hispalenses en un desplazamiento que tiene una doble lectura.

De un lado, puede venir bien la celeridad del choque si los cajistas desean resarcirse y acabar el año con una sonrisa. Por su puesto, no es imposible, aunque sí harto complicado, ya que las estadísticas son fiel reflejo de lo que un conjunto es capaz de hacer, y los números dicen que el Cajasol no sabe ganar a domicilio y que en la actualidad está en el peor momento de la temporada. Por este motivo surge la otra posibilidad, pues tras la bochornosa derrota encajada con el Tau medirse con otro rival de altura puede ser la sentencia definitiva de los de Magnano, que tienen hoy otra dura prueba en la que el objetivo es reaccionar. En este sentido también se expresó el entrenador local, que la última derrota "lo hace más peligroso".

El griego volverá a contar con el mismo equipo que ganó al Polaris World, ya que el estadounidense Fred House, que ha sido baja las últimas semanas por una fractura en un dedo todavía no está para jugar. La seriedad fue una de las mejores virtudes del Pamesa en su penúltimo partido del año, y este Caja, a poco que le presionen un poco atrás, se pierde en ataque y se va del partido el tiempo suficiente para que el contrario sentencie en 10 minutos.

Pero al igual que es capaz de lo peor, el Cajasol ha demostrado que, cuando quiere y no pierde la concentración, es capaz de plantarle cara a cualquiera, y el momento, por la circunstancias que lo rodean es el más propicio, más si cabe si dentro de una semana el que llega a la pista sevillana es todo un Real Madrid, que podría desterrar definitivamente a los hispalenses a los infiernos si no se traen nada positivo de La Fonteta.

Para ello, sin embargo, lo primero es corregir los errores propios, esos que condenan a los hispalenses jornada tras jornada y que continúan sin corregirse. Más allá de la necesidad de incorporar a un cuatro, los problemas del Cajasol son otros, pues concede demasiado en la pintura y las rotaciones no acaban de funcionar como debieran, y claro, con cinco jugadores, a lo sumo seis si Ignerski está acertado, es difícil jugar al cien por cien los 40 minutos. A todos estos males se suma la debilidad que muestra fuera de casa mostrando siempre su peor cara. Rubén Magnano dispone de todos los efectivos a su disposición, 11 jugadores que en realidad son nueve, pues ni Cilla ni Bustamante cuentan para el argentino, aspecto que hace más necesario si cabe alguna contratación.

El Pamesa, por su parte, vive un momento dulce, sobre todo en su cancha, donde no conoce la derrota y cuenta además con un líder que tira del carro en los momentos clave: Shammond Williams. El base estadounidense se ha convertido en el líder que buscaba el club desde los tiempos de Oberto, Rigaudeau, Abbio y compañía. Pero el grupo se ha encomendado en exceso a su suerte a la del ex jugador de los Lakers, que cuando no tiene su día sufre demasiado. En el juego exterior, los valencianos cuentan con un anotador acreditado. Rubén Douglas es el cuarto con mejor promedio de la Liga ACB. Aunque su porcentaje en los triples en las últimas cinco jornadas (8 aciertos de 34 intentos) ha caído peligrosamente.

Seguramente el futuro de Magnano no pase por el resultado de hoy, ya que pocos, muy pocos optimistas, creen en el triunfo del Cajasol. El proyecto de Oriol Humet se tambalea, y prescindir ahora del argentino sería derribar uno de los pilares sobre los que se fundamenta. Con todo, la paciencia tiene un límite, sólo habrá que esperar cuál es si la dinámica no cambia, porque, por desgracia, es más fácil echar a un técnico que a varios jugadores, pues si es difícil hacer un fichaje ahora se plantearía imposible completar entonces la plantilla.

Eso sí, al menos, y es la esperanzas de todo, al equipo le queda aún algo de orgullo, todo su amor propio para revertir una complicada situación de la que sólo pueden salir ellos. Una victoria más está en juego, pero la credibilidad de todo el equipo también.

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