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Una paliza, protagonista de la sesión matutina

  • Parte de la plantilla realizó una dura sesión de resistencia, la otra hizo pruebas en el CAR

Nueve y pocos minutos de la mañana. La plantilla verdiblanca salta, es un decir eso de saltar, a los terrenos de la ciudad deportiva. Es posible que los integrantes del plantel ya supieran de la paliza física que les esperaba. Paliza, pero paliza. Por eso quizá motivara poco a los jugadores saltar, es un decir, insistimos, al césped de entrenamiento a esas horas de la mañana, casi madrugada para el vulgo de vacaciones.

Esperaba una dura y larga sesión física. Paulino Granero, el preparador físico, tomó la batuta del entrenamiento. Los porteros, los cuatro que hay para sólo tres fichas, realizaban su pertinente sesión específica con José Ramón Esnaola y Juan Merino. Y el resto de la plantilla, reconociendo centímetro a centímetro la superficie de los campos de entrenamiento.

Falta a la sesión de resistencia un nutrido grupo de futbolistas: los Capi, Rivas, Sergio García, Mark González, Odonkor, Arzu... se encuentran en el Centro de Alto Rendimiento (CAR) llevando a cabo una prueba de esfuerzo.

Y los que quedan, a sudar la gota más gorda. Granero divide a los quince presentes en tres grupos, no necesariamente de igual número, liderado, por decirlo de algún modo, por un futbolista-cronómetro-pulsómetro. Fernando Vega, Nano y Pavone son los hombres probetas, cuyos datos serán analizados sesudamente por Granero, el científico.

A las 10 y poco concluye la sesión matutina. Por la tarde tocaría partidillo. Pero por la mañana tocó la paliza, conveniente, según los técnicos verdiblancos, a estas alturas de la pretemporada. Quien más y quien menos tomaría la ducha como un alivio. Como un regalo fue para Caffa y Emana, por individualizar, que sudaron y sufrieron lo no escrito.

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