Sporting | Sevilla · la previa

El paréntesis del tercero

  • Refresco Con un peso menos al estar a un paso de la final copera, y una obligación más ante el Athletic, el Sevilla necesita guardar fuerzas sin perder comba en la Liga Cambios Ocasión para varios canteranos

En circunstancias normales, un equipo que va tercero en la Liga y que lucha con titanes de mayor presupuesto con uñas y dientes por un puesto en la Champions no puede permitirse otro error después justo de haber caído en su propia casa con un rival con diez como el Racing. Pero el fútbol a veces es así de extraño y ofrece sentimientos tan contradictorios como el que vive el Sevilla en esta semana frenética en la que ha pasado de la decepción a la euforia no sólo en días, sino en minutos, por ejemplo los que marcó el reloj entre los goles de Marchena y Squillaci el pasado jueves en el Sánchez-Pizjuán.

Lo que normalmente iba a ser una cita en la que el Sevilla se jugaba mucho y Jiménez no menos, ha pasado a ser un envite menor, por supuesto que el equipo nervionense ha de ganar, pero nada comparado con lo que la afición va a vivir el miércoles con la visita del Athletic de Caparrós en unas semifinales de la Copa del Rey que ha devuelto al sevillismo una ilusión por los títulos que ya creía desterrada. Ahí no puede fallar el Sevilla de Manolo Jiménez. No se lo perdonarían al entrenador arahalense ahora que la final de Mestalla se ve tan cerca y por eso el choque de esta noche en El Molinón supone un paréntesis entre dos esfuerzos ante los que la plantilla tenía y tiene que darlo todo a riesgo de romperse si hace falta, como le ocurrió precisamente a Luis Fabiano, una baja que se va a añorar durante este mes de febrero de lo lindo en un equipo ya demasiado mermado por las lesiones desde que comenzó la temporada hace ya algunos meses.

En teoría, la de Gijón es la ocasión propicia para rotar, pero Jiménez mira, una por una, las caras que encuentra en el vestuario y se pregunta: "¿De dónde?"

Es verdad que el Sporting también tiene que llegar cansado al duelo de esta noche porque igualmente tuvo Copa del Rey precisamente ante el que será el rival del Sevilla el miércoles. Pero lo hizo un día antes y, sobre todo, cuenta con la ventaja -aunque en eso se cambiaría con el Sevilla- de no tener que jugar hasta el domingo que viene.

Donde más problemas tiene el entrenador del Sevilla es en la delantera. La lesión de Luis Fabiano ha terminado por dar la puntilla a una línea cogida con alfileres desde hace mucho tiempo que se ha salvado por la enorme calidad de los dos protagonistas principales y de la ayuda de un Renato al que también es verdad que lleva un tiempo sin resentirse de sus preocupantes y en otras ocasiones eternos problemas de lumbago. Toquen madera. Pero si Kanoute juega hoy, ¿quién lo hará el miércoles? Con el franco-malí es impensable que dispute tres partidos en siete días con la intensidad que dos de ellos, los de Copa, requieren. Viaja, sí, pero Jiménez es capaz de alinear a cualquiera que pase por allí para asegurarse la presencia espiritual y, sobre todo física, de su único delantero sano el miércoles ante el Athletic. Se considera imprescindible para convertir la velada en una de esas noches mágicas que menciona el género epistolar del mayor aficionado que tiene el Sevilla y que, encima, es su presidente, José María del Nido.

Es la pieza más complicada de encontrar en el puzle. Porque lo demás debería estar claro. El Sevilla necesita ganar al Sporting y va a salir a hacerlo, pero lo hará con futbolistas como Crespo, David Prieto, Dragutinovic, tal vez Fazio, Chevantón si supera unas molestias en la rodilla o, de una vez por todas, de un Cordero que tiene que soltarse si quiere ser futbolista fuera de Lebrija. Quizá hasta José Carlos o sabe Dios qué punta del filial -si es que lo hay- para dejar patente que hay materia prima en casa y que el Sevilla es, definitivamente, un equipo grande que lo quiere todo.

Otra vez, como en la jornada anterior, el once que escoja finalmente Jiménez saldrá al campo sabiendo los resultados de sus rivales. Un triunfo se hace necesario porque el Sevilla no puede permitirse dos tropiezos seguidos en una competición que lleva bien encauzada y que es la que en realidad va a cuadrar los presupuestos de la temporada que viene. Aún hay un margen de cuatro puntos y no mantenerlo sería peligroso. Barral, el hijo de Fernando Castro Santos y compañía... tratarán de amargarle la noche a la tropa sevillista, pero ahí debe residir la grandeza que se le presupone a esta plantilla. Aun estando mermada debe dar el do de pecho en El Molinón, una plaza que ni los canteranos deben extrañar, pues ya jugaron la temporada pasada aquí. Hay que ganar con lo que sea, sin delanteros y sin barba. Pero es que lo del miércoles ante el Athletic es tan importante...

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