Deportes

De la playa a la cima del Giro

  • El ciclista de Pinto disfrutaba de unos días libres cuando se enteró de que su equipo había sido invitado a la prueba

Alberto Contador se erigió en sucesor de Miguel Indurain como ganador del Giro de Italia, un año después de tomar, también, el testigo del ciclista navarro en el Tour de Francia. El corredor madrileño logró su primera maglia rosa de manera tan brillante como paradójica, ya que se encontraba de vacaciones diez días antes de que su equipo fuese invitado, por sorpresa, a la ronda italiana.

Se presentó en Palermo escoltado por el alemán Andreas Kloden y el estadounidense Levy Leipheimer y en dos semanas pasó de probar sensaciones a instalarse en los puestos de privilegio en la general. En la cronometrada de Urbino, décima etapa, Contador fue segundo y ya se puso cuarto en la general y líder entre los favoritos. Cinco días después, en la cima de la Marmolada, se puso la maglia rosa y no la soltó.

No ha sido el primer ochomil del corredor de Pinto. Contador hizo cumbre en los Campos Elíseos de París el pasado mes de julio como vencedor del Tour, el quinto español que llegó de amarillo a la capital francesa, ya que Óscar Pereiro aún no había sido reconocido como vencedor de 2006, todo un abrazo a la gloria después de cruzar un camino de espinas y emboscadas que estuvieron a punto de malograr el progreso de un ciclista que lanzó un órdago a la vida para ser un campeón.

Contador nació en el Hospital 12 de Octubre de Madrid y reside en Pinto, localidad refranera que asociada a la vecina Valdemoro invita a no quedarse nunca a medias. Doña Francisca dio a Don Francisco el tercero de sus cuatro hijos, el pequeño Alberto, el Día de la Constitución (6 diciembre) del año 1982, cuando Naranjito daba la imagen del Mundial de fútbol en España.

Antes de iniciar el camino que le llevaría a la gloria un 29 de julio de 2007 en París, Alberto, un chico de tez morena y menudito, mostró su afición por lo animales, en especial por las aves. Cuando salía del colegio se apostaba en el balcón de su casa para jugar con las palomas. Las llamaba con silbidos y éstas acudían a comer de su mano. Actualmente ayuda a su padre a criar canarios y jilgueros.

El balón de fútbol llamó la atención del adolescente Contador, pero el muchacho de Pinto quería volar en busca de otras sensaciones, necesitaba sentirse libre, el contacto con la naturaleza. ¿La bici?, le planteó un día su hermano mayor, Francisco Javier.

Con 16 años, en juveniles, ya quería ser "un Pantani". En el segundo año ganó 4 carreras y destacaba en la montaña. Ahí había madera de campeón y los linces cazatalentos no tardaron en ver en Contador un talento. El Iberdrola (filial del ONCE), le incorporó al equipo de aficionados.

Dejó los estudios. Se trataba de un órdago al ciclismo, de una apuesta a todo o nada. Empezó a tomarse más en serio su pasión por la bici, pasó largas temporadas en el País Vasco, donde se curtió como ciclista. En el primer curso de aficionados ganó la Subida a Gorla y en el segundo el campeonato de España sub 23 contrarreloj. Un diamante que fichó Manolo Saiz para su ONCE Eroski en 2003. Allí se hizo profesional y empezó a dar resultados hasta que en 2004, durante la Vuelta a Asturias el destino le plantó ante la muerte y un médico le salvó la vida. Un hemorragia cerebral le produjo convulsiones y le estampó contra el asfalto en la entrada a Infiesto. En estado crítico el doctor de la carrera llegó justo para evitar que se tragara la lengua.

Salvó el trance en el Hospital de Asturias y regresó a Madrid. Una vez en casa, volvieron las convulsiones. Fue trasladado de urgencia al Hospital Ramón y Cajal, donde fue intervenido quirúrgicamente para extraerle un cavernoma. Con 70 grapas y 2 placas de titanio en la cabeza hubo de pasar pegado a la almohada más de mes y medio.

Contador pidió el libro Mi vuelta a la vida, de Lance Armstrong. De sus páginas sacó su deseo de volver cuanto antes a la vida, y por supuesto, a la bicicleta.

"Estaba loco por coger la bicicleta", recuerda. En noviembre, Alberto volvió a los entrenamientos, y apenas tres meses después ganó una etapa en el Tour Down Under de Australia.

Después vendría la victoria en la Semana Catalana (2005), su presunta relación en la Operación Puerto y su exclusión del Tour (2006), para llegar en medio del torbellino al Discovery. A partir de ahí, su camino hacia el Olimpo: primero, el Tour y ahora, el Giro. ¿Reinará en la Vuelta? Es su gran reto.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios