Sevilla | osasuna· la previa

Ya no quedan más balas

  • Sin margen El Sevilla está obligado a ganar a Osasuna para seguir aspirando a enderezar la temporada liguera tras sus fiascos en Bilbao y Getafe Fortín En Nervión se siente más seguro y ello deber ser clave

Como parece que los nervios se han hecho presa del sevillismo, todo lo que tarde el equipo de Manolo Jiménez esta noche en hacer entender a Osasuna que va a volver de vacío a tierras navarras es alimentar aún más la intranquilidad y el recelo en el grupo y en quienes lo dirigen. La situación del Sevilla todavía es reconducible y una victoria hará que las cosas se empiecen a ver de otra manera, sobre todo si llega por la vía rápida y con holgura. Si es con sufrimiento valdrá lo mismo, tres puntos, pero dejará otra sensación en el aficionado y sabido es que la imagen también hace mucho porque acaba convirtiéndose en los ropajes del santo.

Desgraciadamente, en tiempos de penurias, lo negativo permanece mucho más en la memoria y el Sevilla es verdad que en el último mes tiene más cosas que lamentar que celebrar. Porque del 3-0 al Betis en el derbi ya casi nadie se acuerda después de que el buen juego en el Camp Nou cayera en saco roto y que en Bilbao y Getafe saliera a relucir ese Sevilla vulnerable y timorato, sin personalidad y tan lejos de aquel equipo del que estaban orgullosos todos los aficionados al fútbol con el corazón puesto en el Ramón Sánchez-Pizjuán. La imagen que el Sevilla ha paseado en sus dos últimas visitas ligueras deja mucho que desear y no puede esconderse detrás de las ausencias de hombres importantes como Keita y Kanoute. Es verdad que los africanos han dejado a este Sevilla al filo de orfandad futbolística, pero este club siempre presumió de poseer una plantilla amplia y competitiva que era la envidia de gran parte de Europa.

Pero estar en el viejo continente la temporada que viene puede peligrar de verdad si el Sevilla no es capaz de sacar hoy su partido adelante. Es cierto que a favor de corriente, al calor de su público, el equipo de Jiménez ha tenido menos problemas para mostrar su verdadera cara o la que se le presupone por presupuesto y vestuario. Pero es precisamente por eso por lo que al cuadro nervionense no le quedan más balas que malgastar. El Sevilla está a seis puntos de la Copa de la UEFA, el que debe ser el señuelo inicial para luego, si queda tiempo, intentar meterse en alguna de esas cuatro primeras plazas -más bien sería la cuarta- que se fijaron inicialmente como meta desde todos los estamentos del club y que no dejan de recordarse en el entorno.

El equipo debe implicarse, sin que ello signifique parafrasear a Manolo Jiménez. Las palabras del preparador hispalense tras el calentón de Getafe no deben tampoco cargarse con la tinta envenenada de querer fomentar un motín. No será el primer entrenador ni el último que se queje de la falta de concentración de sus jugadores en una jugada o en un partido puntual, sin que tenga ello que significar que los profesionales mencionados no están convencidos con el proyecto o ajenos al mismo. La enseñanza debe, de todas formas, ser positiva para los intereses del equipo. El entrenador quizá medirá más sus palabras en foro público y los jugadores harán por poner más tensión en el juego, sobre todo en jugadas del mismo corte que le han costado demasiados puntos al Sevilla cuando el árbitro se lleva ya el silbato a la boca.

Para complicar más la situación, ha aparecido durante la semana un nuevo movimiento alrededor de uno de los puntales básicos del equipo. El momento dulce de Luis Fabiano, pichichi de la Liga, ha creado lo de siempre en estos casos: interés de clubes poderosos, declaraciones dejándose querer que aparecen en su país de origen... Y todo en el momento más incómodo de la temporada. Tanto que José María del Nido no lo ha dudado a la hora de dejarse ver por el entrenamiento y defender en una rueda de prensa la unidad y la fortaleza de un grupo que añora los buenos tiempos con Juande Ramos.

Remata el cuadro la visita de Osasuna. Este rival es verdad que ya no asusta como antes, pero sí que trae recuerdos nada amables a una hinchada que al menos sí se quitó la espina con los rojillos cuando lo eliminó en las semifinales de la pasada edición de la UEFA.

Pero todavía queda algo más. La presencia de Iturralde González promete que la sonoridad del Sánchez-Pizjuán se pondrá a prueba en cada decisión que ofrezca la más mínima duda, aunque la grada del coliseo sevillista le recordará su arbitraje en Mallorca y un penalti no pitado a Luis Fabiano desde el mismo instante en el que asome por el túnel de los vestuarios. Aquello podía valer una Liga; hoy este partido vale engancharse a Europa.

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