Numancia-betis

La querencia del líder (1-2)

  • Un Betis que comenzó perdiendo aprovecha la expulsión de Pavón para remontar y ratificar su primer puesto. El escaso acierto a la contra dejó el partido en el aire hasta el pitido final.

No fue el Betis brillante que Pepe Mel pretendía recuperar para esta semana, pero, al menos, sí que aprovechó el viento a favor que se genera cuando uno es el líder sin discusión de la categoría. Bastó la expulsión de Pavón, con penalti transformado por Emana, y el gol de cada partido de Rubén Castro para superar un pésimo arranque de partido con tanto de Nano incluido. El tridente, que partió desde el inicio por vez primera en la temporada, sirvió para exhibir la tremenda pegada de un equipo que ha perdido parte de su fútbol pero que aun así es superior a la mayor parte de los contrarios de la categoría. Ni una defensa feble, sobre todo en las jugadas de estrategia, donde concedió numerosas facilidades, ni los fallos al contragolpe que hubieran permitido cerrar mucho antes el encuentro evitaron que el Betis se llevase del frío soriano tres puntos para seguir mandando en la Liga.

Salió el Betis dormido al césped de Los Pajaritos, como si aún no se hubiera quitado la manta ante el frío que se encontró en Soria. Bien es cierto que el área defendida por Goitia impedía mantenerse en pie, sobre todo a Roversio, pero en apenas doce minutos el equipo numantino disparó dos veces a los postes de la meta bética, además de otros dos remates con clara ventaja. Ni un disparo también a la madera de Emana, tras pared con Jorge Molina, frenó el arreón local, y el gol se veía venir. Y se produjo de la forma más imperdonable, o eso pensaría Mel desde su lugar en la grada. En una jugada de estrategia, uno de los mayores peligros de este Numancia como ya conocían los jugadores béticos, Barkero lanzó una falta al corazón del área, donde Nano esperaba para rematar a la primera con la zurda. 1-0 y ese Betis congelado que se dispuso en Los Pajaritos que necesitaba, otra vez, remontar un partido.

Pero todo cambió en el minuto 22. Emana asistió a Molina, que se revolvió dentro del área de meta y, cuando se disponía a batir a Eduardo, fue derribado por Pavón. Expulsión, penalti y gol de Emana para lograr el empate. El equipo soriano no sintió el golpe de inmediato e incluso Nano casi pone por delante a su equipo dos minutos después al rematar, otra vez completamente solo, un saque de esquina, pero el aire del encuentro ya había virado. El Betis, con uno más sobre el césped, sí empezó a controlar más el balón, lo que iría generando ocasiones. En una llegada de Isidoro, el lateral centró al área, el balón se envenenó y el meta Eduardo despejó mal, dejando el balón a merced de Rubén Castro, que sólo tuvo que empujar a la red para acudir a su habitual cita con el gol. Y la diferencia pudo ser incluso mayor antes del descanso si Bernabé García, otro de los sospechosos que dirigen encuentros en esta categoría, no hubiera señalado unas manos que parecieron inexistentes del propio delantero canario, que se quedó sin un nuevo gol y se llevó una tarjeta amarilla. Poco después, de nuevo Rubén desaprovecharía una clara ocasión dentro del área, al rematar de cabeza de manera inocente un pase de Molina, cuando el gol parecía lo más sencillo. El Betis se marchó al descanso con ventaja en el marcador y numérica, pese a las dudas mostradas en defensa.

Tras el descanso, todo apuntaba a que el Betis sentenciaría en alguna jugada al contragolpe, pero no fue así. Pasaban los minutos y el equipo bético mostró demasiada complacencia, como sintiendo que la victoria era suya, pese a que el marcador sólo señalaba un gol de ventaja. Alguna escaramuza de Salva Sevilla o Emana, con disparos lejanos, advertían de la superioridad bética, pero el Numancia seguía con vida. Y tanto fue así que incluso, como ocurriera en Cartagena, el cuadro local pudo igualar la contienda, sobre todo en un remate de Jaio al larguero, en la enésima jugada de estrategia con ventaja, que luego Del Pino echaría arriba cuando lo más sencillo era el gol. La doble ocasión numantina despertó en parte al Betis, que ahora sí decidió sentenciar en alguna de las jugadas al contragolpe, pero tanto Emana como Rubén Castro no fueron capaces de acertar en sus remates.

Mel, que ya había movido las piezas retirando a Jorge Molina y dando entrada a Cañas con la intención de controlar el balón, dio otra vuelta de tuerca colocando en el campo a Miguel Lopes, que permitiría que el equipo saliera desde la banda derecha con la pelota controlada. El cuadro local, que no le perdía la cara al partido pese a contar con uno menos, también movía sus piezas, pero ya nada serviría para mover ese marcador que indicaba una nueva victoria bética como foráneo. Y es que este Betis de Mel posee la querencia del líder y no necesita mostrarse infinitamente superior a su rival para anotar un gol más, lo único necesario para llevarse los tres puntos. Sí, el Betis no es ya tan autoritario como hace tan solo un mes, pero la fortaleza de los números le otorga una confianza que le permite ganar hasta en el frío soriano.

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