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La química del contrario

  • Un Cajasol necesitado de victorias urgentes se enfrenta hoy a un resurgido CB Granada, conjunto confeccionado por el actual director deportivo cajista

Comer turrón o recibir carbón en Nochebuena no es que dependa de un triunfo en el fortín nazarí, aunque si el Cajasol logra un triunfo frente al trabajado conjunto de Valdeolmillos, seguro que el cava y los dulces propios de las fiestas sabrán mucho mejor, no sólo porque se confirmaría definitivamente la mejoría del equipo sevillano, sino porque sería el estreno a domicilio de los de Magnano en una Liga en la que aún buscan su propio ritmo.

Ritmo, química y conjunción, eso que tanto se espera del cuadro cajista, es el sello de un CB Granada ideado en su esencia por Oriol Humet, ahora director general en Sevilla, que, lo que son las cosas, llegó para convertir al Caja en lo que hoy es la entidad granadina, un bloque sólido y consistente que, año tras año va a más.

Pero un derbi es un derbi, y ante el Granada la historia dice que los partidos no se deciden hasta el final. El Caja lleva dos años consecutivos haciendo remontadas inverosímiles con las que al final se ha llevado el choque, pero este equipo, al contrario que el de otros años, es mucho más débil moralmente y no sería capaz de realizar una gesta de este tipo.

El CB Granada, que no tiene bajas para el partido, llega al choque después de dos triunfos balsámicos consecutivos (contra Gran Canaria Grupo y Ricoh Manresa). Los hombre de Magnano deberán frenar a Borchardt para tener alguna oportunidad de llevarse el encuentro. Es cierto que el Caja ha mejorado en su juego interior, pero vistas las dificultades ante el Valladolid, asusta pensar lo que pueda hacer el pívot estadounidense, bien secundado además por Page, Pecile o Scepanovic, y un ex cajista como Carlos Cherry, probablemente extra motivado.

Así, Oriol Humet se enfrenta a una versión del Cajasol más hecho, con más oficio y con calidad similar, pero con poco que demostrar, al contrario que los suyos, a los que aún les queda trabajo por delante. Sólo cabe esperar que la mañana, como la noche, sea buena y que el Cajasol empiece a crecer por fin en Granada.

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