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No quiso, y no pudo, apretar arriba

  • El Sevilla no lucha de tú a tú con el Barça por su incapacidad para presionar y dificultar su circulación de balón · Al principio, defendió demasiado atrás; tras el descanso, sin la pelota, no pudo ni atacar

Doble resignación entre los sevillistas, la primera menos dolorosa que la segunda: el Barcelona es mejor en todo y justo fue que ganara bien; pero debe ser más difícil de asimilar que los blancos fueran incapaces de plantear batalla, de jugar de tú a tú. Al principio no quiso apretar arriba y defendió muy atrás, tendiendo al rival una alfombra roja para que tejiera su fútbol; ya con 0-1, tuvo un cuarto de hora de inspiración en ataque, pero tras el descanso, los de Nervión demostraron que si no presionan más arriba, es porque no pueden.

Defensa

No es que el Barcelona metiera en su cueva al Sevilla poco a poco. Ya desde el primer ataque elaborado del líder, los diez jugadores de campo vestidos de blanco se metieron por detrás de la línea de medio campo; era un peligro ante Xavi, Yaya Toure -el africano también aseguró mucho el pase- y por supuesto ante los dinámicos Eto'o y Messi. El balón llegaba con demasiada facilidad a las inmediaciones del área de Palop, Fazio se veía desbordado por el frenético ritmo y pasó lo que pasó, que un pase envenenado a Daniel que cortó como pudo Escudé cayó a los pies de un lanzado Eto'o que estuvo más atento que nadie a esa pelota. Gol y los planes de Jiménez desmontados.

Tras el descanso, la zaga blanca siguió defendiendo muy atrás ante la imposibidad del Sevilla de apoderarse de la pelota. Henry encontró el pasillo de Mosquera, pero tuvo que ser Messi quien sentenciara.

Ataque

Del minuto 30 al 45, Adriano aprovechó la posición adelantada de Daniel y que Piqué tuviera que abrirse a la banda para aprovechar su mayor explosividad ante el central. Colgó buenos centros y se multiplicó. Maresca sacó un gran pase largo que desaprovechó Kanoute, al filo del descanso, por un mal control.

El malí está más veloz, pero jugó demasiado lejos del área rival. Sobre todo en una segunda parte que demostró la impotencia del Sevilla para presionar lejos de su área y recuperar la pelota. Fueron 45 minutos de impotencia.

Virtudes

Kanoute va a más. Y Palop hizo lo que pudo.

Talón de aquiles

La incapacidad para presionar y trabar la circulación de balón del rival cerró el mínimo debate.

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