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La revolución de Prandelli continúa

  • El seleccionador italiano puso fin a las especulaciones y dejó claro que no tirará la toalla, pero exige de la Liga más respeto hacia la selección.

Digerido el shock y secadas las lágrimas, los hinchas italianos respiraron con alivio al enterarse de la noticia: Cesare Prandelli seguirá al frente de la selección hasta el Mundial de Brasil 2014.

"Después de esta derrota uno quiere seguir para olvidar una noche así", dijo el entrenador de 54 años tras la derrota del domingo por 4-0 ante España en la final de la Eurocopa. Prandelli puso fin a las especulaciones y dejó claro que no tirará la toalla, pero exige de la Liga más respeto hacia la selección.

"El proyecto debe continuar a toda costa, queremos mejorar el equipo", anunció Prandelli. El cachetazo propinado por España no le hará cambiar de opinión: el fútbol especulativo de Italia ya es parte del pasado.

"La única buena noticia desde Kiev", celebró el periódico deportivo La Gazzetta dello Sport la continuidad de Prandelli.

Antes del duelo decisivo en la capital ucraniana, el entrenador italiano había sembrado dudas al admitir cierto desgaste.

"Los últimos meses fueron agotadores", comentó entonces Prandelli, que debió calmar las aguas tras el escándalo desatado por las declaraciones homófobas de Antonio Cassano al comienzo del torneo. La falta de tiempo de trabajo con sus jugadores fue otro de los puntos álgidos en la gestión de Prandelli. Antes del torneo, la Liga le negó al entrenador la cesión de jugadores para una serie de breves entrenamientos.

"En otros países la selección nacional es un símbolo, entre nosotros a nadie le interesa la squadra azurra más allá del Mundial y la Eurocopa", se quejó Prandelli, que exigió que "en el futuro debemos llegar a estos torneos con suficiente tiempo de preparación".

La selección italiana llegó ayer al aeropuerto romano de Fiumicino y fue acogida con los aplausos de un millar de aficionados que acudieron para recibir a los subcampeones de Europa.

Los jugadores de la azzurra agradecieron el ánimo recibido por parte de los seguidores pese a la derrota en Kiev y se dirigieron al palacio del Quirinal, donde fueron recibidos por el jefe del Estado, Giorgio Napolitano. "Disputamos la final contra los más fuertes en condiciones no óptimas", manifestó Buffon.

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