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Tras robarla, hay que saber cómo hacer daño

  • A la acertada presión le siguen pésimas elecciones

El Betis exhibió ayer un muestrario de cómo resolver mal los ataques, de cómo soltar con impericia un balón que, en muchas ocasiones, recuperó con pericia. Su ajustada y valiente presión adelantada le abrió la puerta del partido ante un rival indolente y con la mente en otra parte. En la Champions. Pero ese es problema del Barça y de Martino. El Betis se limitó a jugar su partido. Y si los azulgrana se lo tomaron con relajación, allá ellos.

Defensa

La zaga de cuatro se cuidó mucho de no ceder demasiados metros y acercarse peligrosamente a Adán. La actitud colectiva fue intrépida, comprometida. Los tres medios se alternaron a la hora de salir a apretar al barcelonista que trataba de iniciar la jugada desde atrás. Sobre todo N'Diaye y Nono lo hicieron, con Reyes muy pendiente de esos temibles cambios de ritmo de Iniesta.

El achique de espacios funcionó con sincronía y los laterales, Juanfran y Juan Carlos, se metieron unos metros más adentro cuando tocaba repliegue para evitar esas combinaciones tan características del Barça, paredes de fuera hacia dentro que buscan el corazón del área. Ahí defendió bien el Betis, con Amaya, sobre todo, cruzándose siempre con solvencia.

Los mayores focos de peligro del Barça llegaron con las irrupciones de Daniel Alves y Adriano, acaso los jugadores locales que imprimieron más intensidad, por aquello de la rivalidad sevillana que vivieron hace unos años. El resto del Barça quiso derrotar al Betis con el mínimo esfuerzo. Jugaron con fuego verde y casi se queman.

Ataque

Una diagonal de Vadillo desde la izquierda, o de Cedrick desde la derecha, que resuelven con tiros a lo que salga cuando había línea de pase para hacer daño de verdad al Barcelona; o al contrario, ensayar un último pase cuando había posibilidad de avanzar y chutar a portería para probar a Pinto. Recuperó muchos balones el Betis en el mediocampo del rival, pero sólo Rubén Castro, ayer sorprendente suplente, demostró cómo resolver en los últimos metros.

Virtudes

Arrojo para competir. Y compitió.

Talón de aquiles

Atrás, errores individuales contados, pero letales: penalti absurdo, gol en propia meta...

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