La temporada del Cajasol no está siendo, lo que se dice, regular. Capaz de vencer a domicilio a rivales superiores como el Barcelona (en los dos encuentros) o el Akasvayu, pero también capaz de dejar escapar partidos que de haberlos ganado hubiesen aliviado la situación actual de los sevillanos.

La sangre parece no haber llegado al río. Aunque no sirva de consuelo, el Cajasol no ha llegado a perder tres encuentros consecutivos desde que Manel Comas se hizo con los mandos del banquillo cajista una vez destituido Rubén Magnano. Por ello, no hay que perder la esperanza de traerse de Murcia una victoria.

No obstante, la tarea resultará arduamente complicada. El equipo de Manolo Hussein ha hecho de su pista un fortín y en ella sólo han sido capaz de ganar el Real Madrid, Unicaja, el Fuenlabrada y Joventut. Grandes como el Tau y el Barcelona fueron arrollados por el cuadro local.

A favor del conjunto hispalense están los varemos obtenidos en sus nueve visitas a tierras murcianas. El Cajasol ha vencido en cinco ocasiones y ha cosechado cuatro derrotas, la última la pasada temporada (89-81) coincidiendo con la primera etapa en el banquillo de Comas. Carles Marco llevaba la batuta del entonces Caja San Fernando, que llegaba en medio del conflicto generado entre el propio Comas, y la estrella del equipo, el ala pívot estadounidense Demetrius Alexander.

La plantilla parece concienciada de la importancia del choque. Tras el ridículo ante el Pamesa, en el que los sevillanos cayeron estrepitosamente por 80-97, mostrando una imagen vulnerable y por momentos hasta ridícula, jugadores de peso como el capitán, Antonio Bueno, y referentes como Elmer Bennett, se han mostrado optimistas en los días previos al partido, sobre todo porque reconocen todo lo que hay en juego.

El ejercicio de autocrítica, la corrección de los errores y una mentalidad adecuada deben sentar las bases de un Caja que tiene que despertar si a final de campaña no quiere pensar en jugar los viernes los partidos de la LEB Oro.