Murcia | sevilla · la crónica

Un tropiezo de los de apaga y cierra

  • Cansino El Sevilla iba a regalar mucho del primer tiempo a base de no pisar el acelerador Apurado Con la marcha de Poulsen, el Sevilla perdía el centro del campo y hasta pasaba apuros ante un rival que parecía mucho más de lo que es

El Sevilla tropezó una vez más de forma tan inesperada como dolorosa en este curso con tantísimos dientes de sierra. Incapaz de hacerle un solo gol al desahuciado Murcia, el empate llega con sensación de derrota, de derrota muy dolorosa, por cierto. Dilapidando mucha parte del primer tiempo y pasando unos apuros inconcebibles en la continuación, ni siquiera la ocasión al palo de Luis Fabiano edulcora en medida alguna estas tablas con sabor a tropiezo gordo. Es un duelo entre necesitados, pero con unas necesidades muy diferentes. Necesidades al cabo, mientras el Murcia no puede permitirse un solo desliz para seguir soñando con la permanencia, sólo soñando, el Sevilla llega con la perentoriedad de no tener balas de repuesto, con la necesidad ineludible de salir con los tres puntos del coqueto estadio murciano para esperar que los que van por delante tropiecen.

Y llega el equipo sevillista a esta cita con el enésimo proyecto defensivo del curso. A la fuerza ahorcan, a última hora decide Jiménez no precipitar las cosas con Dragutinovic y sitúa en el eje a Fazio y a David Prieto, con lo que la línea defensiva que salta hubiera sido, como tantas otras que en el curso han sido, impensable cuando se estaba proyectando la temporada. Lo demás no registra sorpresas, pues juegan Poulsen y Keita en el corazón del dibujo para que sea Renato el nexo de unión con Luis Fabiano.

Por su parte, Javi Clemente pone a Mejía por delante de la defensa con el fin primordial de taponar a Renato. Y todo comienza con el Murcia muy libre de complejos y acercándose con cierta peligrosidad al área sevillista. Pero el Murcia es lo que es, no da para más y el Sevilla va tomando el timón del juego. Ocurre, sin embargo, que ese timón se mueve de forma cansina, como desestimando a un contrario que es poca cosa, claro que sí, pero que tampoco está dispuesto a regalar nada.

Y pasa entonces que el Sevilla no se decide a pisar el acelerador con cierta continuidad. Sólo cuando se juntan Alves y Navas a estribor sufre el Murcia. Un ejemplo de que el Sevilla va dilapidando el tiempo es que el primer tiro a puerta, nada del otro jueves, sólo un tiro lejano y desviado, ocurre por medio de Luis Fabiano cuando ha transcurrido la friolera de veintisiete minutos de juego, de veintisiete hermosos minutos de juego.

A partir de ese momento, el Sevilla parece más animado en ataque, Navas tira fuera en buena posición, Keita remata de cabeza en plancha tras buena jugada de Navas y, tras apurar de lejos Abel a Palop, un testarazo de David Priero roza el larguero y Capel tiene la oportunidad de adelantar a su gente en el electrónico, pero, aunque en buena posición, llega forzado y su tiro se va arriba.

Se llega al descanso con la sensación de que el Sevilla ha regalado medio partido, que ha dejado pasar una ocasión clara de haber machacado a un rival que, aunque de mírame y no me toques, se ha agarrado al piso. Eso es otro enigma, ¿cuánto tiempo durará el Murcia agarrado al piso? ¿Acertará el Sevilla con el golpe de gracia que acabe con el poco ánimo que conservan los de Clemente?

Incógnita que parece va a resolverse pronto, pues el Sevilla sube la línea de presión hasta asfixiar literalmente al rival y ese castillito de arena puede desplomarse si Luis Fabiano no ve cómo su vaselina de orfebre del gol se va al palo. Iban diez minutos del segundo tiempo, Navas había amagado poco antes con un cañonazo tan fuerte como alto y esa virguería del brasileño va a tener un efecto inesperado, pues a partir de ahí entra el Sevilla en un agujero negro del que sale de forma tan guadianesca como poco frecuente. Coincide con la retirada de Poulsen y la entrada de Kone para que Renato se retrase y el Sevilla pierda el centro del campo.

El apagón del Sevilla es espectacular, tanto que le da alas al Murcia para que por los costados le busque las cosquillas al entramado defensivo blanco. Sobre todo por el flanco de Crespo es demasiada agua la que entra en el casco de los de Jiménez. El partido entra en una dinámica enloquecida en la que el Sevilla lo pasa demasiado mal para lo que se espera en un duelo tan aparentemente desigual.

Palop salva el punto en una buena intervención a tiro libre de Aquino, Jiménez intenta recuperar la hegemonía mediante Maresca, pero la noche se ha torcido, Capel apenas interviene y las intentonas de esa pequeña sociedad que forman Alves y Navas son más artificiosas que reales. Y con un testarazo de Fazio que sale fuera por poco, el Sevilla se fue de Murcia mohíno y viendo cómo las facilidades que dan sus antecesores en la tabla no van a ser eternas y que alguna vez tendrá él que poner algo de su parte.Es un cúmulo de sensaciones inquietantes; por ejemplo, la incógnita de cómo está el depósito de la gasolina y la certeza de que se depende más del individuo que del grupo.

Ficha técnica

0. Real Murcia: Carini; De Coz, Pignol, Cuadrado, Paco Peña; Mejía, Kabous (Abel, 10; Rosinei, 88), Goitom (Baiano, 53), De Lucas, Dani Aquino; e Iván Alonso.

0. Sevilla: Palop; Dani Alves, Fazio, David Prieto, Crespo; Poulsen (Koné, 58), Keita; Jesús Navas, Renato (Maresca, 78), Diego Capel (Duda, 83); y Luis Fabiano

Árbitro: González Vázquez, del colegio gallego. Amarillas a los locales De Coz, Abel, Mejía, De Lucas y al visitante Luis Fabiano.

Incidencias: Partido de la trigésima cuarta jornada de Liga en Primera División, disputado ante unos 20.000 seguidores. Se guardó un minuto de silencio en memoria de Jesús Campillo, socio número 2 del Real Murcia, fallecido esta semana.

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