La Pelota de Papel

Las valentías y los miedos

  • El Atlético pasea su intensidad y reta a sus perseguidores a una batalla en la que no piensa resbalarse. Messi mira al mañana, Isco al presente y el Rayo enfila su siesta anticipada.

No habrá tregua hasta el final. Ni Atlético de Madrid, ni Real Madrid ni Barcelona pueden frenar ya un ritmo que ya centra el favoritismo sobre el que menos papeletas parecía poseer hace sólo algunas semanas. Era la Liga de dos y el es el tercero en discordia el que pretende imponer silencio. El Barça sufrió su semana caótica al despedirse de una opción de título y poner en duda otra. Lo hizo con una escasa ambición y unas piezas que amenazan con no recuperar su mejor versión. Parece que el Mundial acecha y los riesgos se reducen al mínimo.

No pensará lo mismo Diego Costa, que sí arriesgó su pierna en su afán por anotar un gol más en su cuenta particular. Hasta el banquillo llegaban los gritos de dolor mientras Filipe Luis miraba al cielo y el rostro de Simeone cambiaba de color. La intensidad es una realidad, pero llevarla al máximo con un marcador a favor y el premio gordo de la temporada por delante supone un riesgo.

"Partido a partido", repite siempre Simeone. Ahora lo piensa Ancelotti, que se juega gran parte de su temporada en sus próximos choques. La lesión de Cristiano Ronaldo abría el panorama protagonista a Bale, pero ha sido también Isco el que ha despertado de su letargo para apuntar su nombre en una lista de opositores al Mundial que crece en un sprint final de temporada con muchos brillos inesperados. La lucha por Europa no deja la emoción atrás. Con el Sevilla decidido a asaltar el trono de Champions del Athletic tras liderar la clasificación virtual de las últimas diez jornadas, Real Sociedad y Villarreal no parecen temer por sus plazas europeas. Los primeros siguen convirtiendo sus duelos en loterías divertidas mientras que los segundos se toparon con el premio sin que hubiesen tratado de aspirar a él.

Abajo, muchos temores desaparecen. Paco Jémez había advertido que su equipo pretendía terminar la Liga entre los diez primeros y ahora esa plaza está a tiro de piedra. Su valentía táctica ya sufre menos críticas y su sonrisa se antoja definitiva. No brilla igual la de Cosmin Contra. El rumano no encuentra la tecla milagrosa de este Getafe y quizás el tiempo termine admitiendo que esa tecla no existe. Ni la calidad ni las variantes parecen estar presentes. ¿Lo estarán sus aficionados? El Valencia llamó de nuevo a las puertas de los triunfos épicos. Mira de reojo la Liga Europa sabiendo que su única opción de salvar la campaña radica en llegar a Turín. Mientras, tira de casta sin mirar la clasificación en una demostración de que las alegrías también motivan rachas y se convierten en revulsivos. El Elche quiso conquistar Mestalla, pero olvidó que también Guaita aprendió de Diego Alves a la hora de salvar lanzamientos de penalti.

Hubo otras sonrisas de relajación. Como la de Brahimi, que sólo necesitó una carrera para dar aire a los suyos e inscribir nuevamente su nombre en los bagajes de las citas de altura. Tampoco tuvo desperdicio la de Marcelino García Toral cuando Perbet le entregaba los tres puntos en el descuento. Su carrera y sus saltos no tienen el glamour y la repercusión de los festejos europeos de José Mourinho, pero sí la trascendencia que supone pasar de la nada al todo en un instante.

Sobre abrir los ojos y encontrar la gloria sabe mucho el Celta, que tiró de magia para que el joven Santi Mina recordara a la Real Sociedad que los encuentros no se pueden ganar con sangre fría.

El temor se abre y habrá más lloros que sonrisas. Aunque quizás los llantos de algunos tengan consuelo en un viaje a Brasil cada vez más inminente. Algunos miran al Mundial con la certidumbre de estar presente en él, al tiempo que otros dibujan una candidatura que ya no se borrará con los días que restan. Si los méritos pasados importan, más aún lo harán los que se distribuyan en un tramo final de competición en el que se fabrican campeones.

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