Espanyol | betis · el otro partido

Otra vez novena provincia

  • La visita a la montaña mágica fue de nuevo talismán para el mejor Betis de toda la temporada · 2.000 fieles béticos arroparon al equipo, algo habitual en Montjuïc

Si en algún lugar el Betis debía recordar al de sus mejores tiempos, ése debía ser Barcelona, la novena provincia para esa fiel infantería bética que siempre arropa a los suyos cuando las trece barras aparecen por tierras catalanas. Unos 2.000 béticos se dieron cita en Montjuïc, la montaña mágica que ayer lo fue aún más e incluso permitió que el Betis recuperase su mejor versión.

En el fútbol, por razones que nadie puede explicar o que residen en la cultura futbolística que lleva intrínseca cada equipo, existen rivales fetiche, duelos que siempre destacan por su espectacularidad y estadios que sirven para recuperar la identidad. Y en eso se está convirtiendo Montjuïc para los verdiblancos, que sólo han perdido un partido de los últimos siete en el campo espanyolista, quizás también con la influencia de ese viento a favor que generan sus fieles.

Pero no sólo los antecedentes en el Lluís Companys jugaban a favor de un buen resultado para el equipo bético sino que la trayectoria de Ernesto Valverde, que nunca le ha ganado al Betis como entrenador de Primera, era otro precedente a favor de los verdiblancos. Ocho encuentros con el de ayer sin conocer la victoria ante el Betis, pese a que Valverde quiso exorcizar sus demonios en la previa acudiendo a ese dato, algo que deberá esperar para otra ocasión.

Pero decíamos que el Betis mostró en Montjuïc su mejor fútbol, como también lo ha realizado en otras de sus apariciones. La temporada pasada casi certifica su permanencia con un triunfo, pero la labor arbitral le privó de su consecución hasta la última jornada del campeonato en Santander. Precisamente, el protagonista en ambas ocasiones fue Edu, que anotó los dos goles de la temporada pasada, marcó el gol que salvaba del descenso y ayer volvió a emerger como la pieza clave de un Betis que exhibió sus mejores prestaciones.

Chaparro ha reiterado desde su llegada que el objetivo era lograr que el equipo bético acabara realizando un buen fútbol, algo que parecía imposible hace prácticamente dos meses y que ayer sí se vio por momentos. Quizás el técnico bético se debería plantear jugar siempre en Montjuïc, como estadio talismán para recuperar las sensaciones, el fútbol y unos puntos tan necesarios a estas alturas de la temporada. La libreta del trianero volvió a funcionar a la perfección, algo que se está repitiendo desde su llegada.

La plantilla verdiblanca se traduce en un equipo mal confeccionado, desequilibrado en algunas posiciones y a la que sólo se le puede sacar un buen rendimiento desde el conocimiento profundo de sus integrantes, algo de lo que careció Cúper y que sí muestra Chaparro. Su apuesta por el trivote, la línea de presión más adelantada empezando por la defensa y el hecho de poner en juego a determinados futbolistas que no aparecían en tiempos del técnico argentino han sido algunas de sus soluciones.

Pero todo ese cúmulo de circunstancias se reflejaron en su visita a Montjuïc, algo previsible atendiendo a los precedentes, ante la mirada de los fieles béticos, los que siempre están al lado de su equipo, pese a que algunos sólo se acuerden de ellos cuando se les necesita para otras causas. El Betis fue el mejor Betis en la novena provincia y es que no existe un mejor lugar para que renazca el espíritu verdiblanco.

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