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Nada sin un vis a vis

  • Chaparro ya sólo quiere hablar con Lopera y éste rehúye el contacto a la espera de que pierda los nervios... o algún partido · Al técnico trianero lo ve aún como al técnico del filial y no comprende sus peticiones

Las negociaciones, si así puede llamárselas, para la renovación de Paco Chaparro han llegado a un punto en el que sólo existe un camino: un cara a cara entre Manuel Ruiz de Lopera y el entrenador, las dos únicas personas con voz y voto en este asunto que tan interesadamente está enmarañando el máximo accionista, a quien nada más agradaría no llegar siquiera a ese vis a vis que se antoja necesario con el trianero.

El técnico, después de dos desencuentros con el director deportivo, Manuel Momparlet, ha llegado a la conclusión de que lo mejor es centrarse en el equipo y en los cinco partidos que restan y no hablar nada, ni pública ni privadamente, de su renovación. Así, sólo dará un nuevo paso el día que, presuntamente, Lopera lo llame para reunirse con él. No quiere más emisarios, ni Momparlet ni nadie, ni ninguna entrevista. Y en la rueda de prensa de mañana, previa al partido con el Villarreal, presumiblemente, sólo habrá acomodo para asuntos estrictamente deportivos.

Lopera no ha variado su estrategia y sigue dejando correr el tiempo, aun dando la impresión de que quiere renovarlo para que la afición no se le eche encima. De ahí la reunión con Momparlet antes del partido frente al Levante, al que el máximo accionista temía sobremanera. Igualmente, previendo un plebiscito a favor de Chaparro el domingo -ya no es tan determinante que el Betis gane al Villarreal-, el martes tuvo lugar en Heliópolis otra toma de contacto entre el entrenador y su agente, José Emilio Santigosa, con el director deportivo.

Con todo y con ello, Lopera no quiere ahora mismo reunión alguna con el técnico -tras una derrota del equipo se sentiría más fuerte-, ya que considera desorbitadas las pretensiones de éste, a quien sigue viendo como el técnico del filial que le debe estar agradecido por haberle dado la oportunidad de dirigir al Betis. Sólo desde esa óptica tan particular y desmañada, compartida por algún prójimo, puede explicarse que al máximo accionista de la entidad le resulte inaceptable que Chaparro quiera cobrar aproximadamente el doble de lo que él le ha ofrecido, 250.000 euros netos, una cifra nada acorde con la categoría, muy lejana a los 970.000 euros de su antecesor, Héctor Cúper, y cercana a la de sus ayudantes, Gustavo Siviero y Juan Manuel Alfano, 150.000 cada uno. Ítem más: Unai Emery, el candidato preferido por Momparlet para ocupar el banquillo que hoy ostenta Chaparro, le ha solicitado un millón de euros.

Empero, el técnico guipuzcoano, por ejemplificar con él, no conoce las múltiples carencias del Betis en todas sus áreas, esas estructuras de las que hablaba Luis Aragonés hace una década y sería un entrenador más cómodo para Lopera, ya que sólo podría exigir mejoras una vez dentro se diera cuenta del percal, como le ocurre hoy a Chaparro.

A Lopera no le entusiasma renovar al sevillano, pero sobre todo no desea ser quien lo sentencie, de ahí las celadas en el camino y las reuniones con Momparlet, quien sabedor de la impopularidad de ser el verdugo del trianero le mostró el martes su apoyo pese a que no confía tampoco en él, como le hizo saber en la primera de las dos reuniones. El escaso sueldo, encima, no es más que un pasaporte para la destitución rápida si la temporada próxima comenzase mal, pues así tendría Lopera remanente para traer a un técnico dócil, que es su prioridad y al que ya tendría fichado si no fuera por los méritos de Chaparro.

Y mientras el técnico templa sus nervios y calla, es el máximo accionista quien se puso ayer inquieto al hilo de una columna de opinión leída en este diario, al desconocer la estrategia de Chaparro y sus verdaderas ofertas de trabajo -distintas a las filtradas-. Juan Merino pasó por el despacho de la calle Jabugo y se quedó de piedra al ser descubierto, aunque, según dijo, fue a hablar de "unas primas de los jugadores".

Santigosa dijo en Radio Marca que la "negociación está al cincuenta por ciento", aunque eso quizá ni Lopera lo sepa.

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