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Economía

Airbus atribuye el accidente del A400M a fallos de montaje en la planta de Sevilla

  • Un directivo asegura que los motores no funcionaron por una mala instalación del programa de control. "Hay un serio problema de calidad en el ensamblaje final", afirma.

Airbus apunta a un "serio problema de calidad en el ensamblaje final" que se ejecuta en la planta de Sevilla como una de las principales causas del accidente del A400M en la capital andaluza en el que fallecieron cuatro personas y otras dos resultaron heridos de gravedad. En una entrevista que publica hoy el diario alemán Handelsblatt, el responsable de la estrategia del grupo, Marwan Lahoud, indicó que las cajas negras confirman que "no hubo fallo estructural" en el aparato, destinado a las fuerzas armadas turcas y que se estrelló en su primer vuelo de prueba cuando intentaba regresar al aeropuerto de Sevilla a los pocos minutos de despegar.

Marwan Lahoud añadió que existe "un serio problema de calidad en el ensamblaje final" que se realiza en Sevilla. En concreto, se instaló mal el programa de control de los motores, y eso fue lo que los averió y condujo al siniestro, según un avance de la entrevista que divulgó anoche Handelsblatt. De confirmarse las sospechas del directivo de Airbus, la industria aeronáutica andaluza sufriría un duro golpe en su reputación en un momento clave para su futuro, cuando el programa del A400M estaba alcanzando velocidad de crucero tras años de retrasos y más de 4.500 millones de euros de sobrecostes. En la fábrica de Sevilla, conocida como FAL, se reciben para su ensamblaje los componentes del A400M procedentes de más de 2.000 proveedores distribuidos por cinco países además de España. El programa genera un negocio de más de 400 millones de euros anuales para Andalucía y 2.000 puestos de trabajo de alta cualificación.

Hasta que se produjo el accidente de Sevilla, Airbus tenía previsto entregar este año en total 14 unidades del A400M, incluyendo las dos que desde comienzos de enero ya se integraron en las flotas militares del Reino Unido y Malasia.

Al conocer las declaraciones de su responsable de estrategia, una portavoz de Airbus matizó que "como en todos los accidentes, seguramente habrá una combinación de causas y no una sola". Además, puntualizó que Airbus está apoyando la investigación y analizando "todos los elementos que pudieron haber contribuido al accidente, incluidos los diferentes procesos en torno al ensamblaje del avión, los motores y los preparativos para el primer vuelo". En ese sentido, agregó que la investigación puede tardar tiempo y que mientras no se tenga "la imagen completa" de lo que ocurrió "es demasiado pronto" para establecer conclusiones.

La portavoz insistió en que el fallo inicial detectado con los motores no se puede producir en los aviones A400M que ya se han entregado a los países clientes, puesto que desde el pasado día 19 les enviaron las comprobaciones que había que hacer en los aparatos. Airbus pidió que practicaran en tierra y antes de su próximo vuelo "comprobaciones únicas y específicas de las Unidades de Control Electrónicas (ECU) en cada uno de los motores del aparato".

Las ECU son una especia de ordenadores que gestionan las acciones de la tripulación sobre el motor. Según el análisis interno, fallos en su software provocan que las órdenes de los pilotos no lleguen a los propulsores.

En el accidente de Sevilla, un fallo informático habría provocado una avería simultánea de tres de los motores del aparato siniestrado, ya que poco después del despegue habrían recibido órdenes contradictorias por parte de las ECU y habrían dejado de funcionar. Los pilotos no habrían podido hacer nada para evitar el accidente. Los motores del A400M han sido desde el principio una fuente de problemas para el grupo aeroespacial europeo. A ello se sumaron las deficiencias halladas en los sistemas informáticos de estas piezas, que acarreraron nuevos retrasos y sobrecostes al programa del avión .

A finales de febrero, Airbus tuvo que anunciar una nueva provisión en sus cuentas de 551 millones de euros a cuenta de los problemas de industrialización del A400M, lo que se venía a acumular al fiasco financiero que habían representado hasta entonces los sucesivos retrasos y ajustes del programa de un aparato complejo.

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