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Economía

Lappí se debate entre whisky o ron

  • El grupo andaluz pretende crecer con la compra de una firma en Escocia o el Caribe especializada en el etiquetado de estas bebidas. Invertirá 12 millones en cinco años.

El Grupo Lappí quiere salir de compras por el extranjero. "No descartamos alguna planta más en España, pero queremos hacer una adquisición fuera de nuestro país", señala Antonio Lappí Perea, director general y CEO de una empresa familiar con casi medio siglo de trayectoria que se ha convertido en uno de los líderes del sector del etiquetado y que emplea actualmente más de 150 personas.

Antonio Lappí tiene clara la ubicación geográfica de la que será primera la operación internacional de la compañía que fundó su padre en Sevilla en 1959. "O el Caribe, donde se producen rones y tequilas de importantes marcas, o el Reino Unido, fundamentalmente Escocia, por el sector del whisky", indica.

En cuanto al perfil, no se apartaría del patrón que Lappí ha seguido en España. En 2004 adquirió a la familia Miró Gráficas Martorell, lo que le permitió acceder a clientes del sector agroalimentario del calibre de Nestlé, Nutrexpa o Font Vella y contar con un segundo centro productivo en Abrera (Barcelona). Y en 2013 tomó el control de Gráfiques Llopart, en Sant Sadurní d'Anoia, operación que le abrió las puertas de las principales bodegas de cava como Freixenet, Juvé y Camps y Miguel Torres.

"Buscamos empresas similares a las que hemos ido adquiriendo: de un tamaño no superior a los diez millones de euros ni más de 60-70 personas, porque hemos detectado cuando una empresa tiene una gran cantidad de personas en un único centro de producción, pierde mucha flexibilidad", subraya el directivo.

Flexibilidad y eficiencia son dos conceptos clave en un sector donde se atienden pedidos masivos con un escaso margen de tiempo. Además de la expansión internacional, el Plan Estratégico 2012-2016 contempla una inversión de doce millones de euros para los próximos cinco años en mejoras tecnológicas y una reorganización interna de calado. "Sevilla, la planta más grande, se especializará en etiqueta adhesiva y plástico para clientes de grandes volúmenes. Abrera se dedicará a la etiqueta de cola húmeda, mientras que Sant Sadurní hará etiquetas de alto valor añadido para vinos, cavas...", explica Antonio Lappí.

Pese a que el sector de las artes gráficas ha perdido más de un 50% de su negocio desde 2006, el Grupo Lappí ha podido capear el temporal gracias a que se especializó en el subsector de embalaje y envasado a partir de la década de los 70, cuando empezó a trabajar para La Casera y Coca-Cola. Salvo un bache en 2009 y 2011, la firma ha logrado cerrar los ejercicios al alza. "Notamos la crisis a partir de la Navidad de 2009, sobre todo en el producto que iba a la hostelería. Pero la gran distribución no sólo no ha caído, sino que ha crecido porque han cambiado los hábitos y ahora se consume más en la casa que en la calle", afirma el director general de la compañía, que prevé cerrar 2014 con una facturación de 17,1 millones, un 12% más que en 2013, y alcanzar los 30 millones de negocio en un intervalo de "cinco o siete años".

La compañía percibe ya un cambio de ciclo económico. "El crecimiento del primer trimestre es espectacular, con cifras de más de dos dígitos, lo que no es normal. Vemos que nuestros clientes tienen más alegría a la hora de calcular sus inventarios", señala Lappí, que insiste en que el objetivo de los próximos años debe ser "internacionalizar la compañía y seguir creciendo".

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