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Economía

Un experto defiende la construcción de más embalses

  • Carlos Tió opina que el futuro de la agricultura española pasa por el incremento del regadío

Diez años y un cambio de ciclo inesperado han sido necesarios para que mude radicalmente de opinión Carlos Tió, catedrático de Economía Agraria de la Universidad Politécnica de Madrid. A principios de la década de los 90, Tió participó en el diseño del plan de regadíos de España y se opuso radicalmente a la ampliación de la superficie irrigada acogida a la financiación del Ministerio de Agricultura. "Pero hoy la situación ha cambiado dramáticamente para España", señaló el experto, que presentó la ponencia Los retos de la PAC en el contexto internacional.

La clave radica en el riesgo que corre España de desabastecimiento de cereales ante la sequía por su déficit de producción de cereales y la gran demanda de cultivos energéticos en el mercado internacional. "Si los precios internacionales son elevados, la factura de la dependencia exterior española crecerá de forma espectacular y, en definitiva, será el momento de plantearse una de estas dos opciones: corregir la estrategia de biocarburantes, o abordar una estrategia expansiva de cereales", opinó el experto, que apuntó que "The Economist dice que se acabó la era de la alimentación barata.

La primera depende de la Unión Europea y tiene pocos visos de enmendarse. "Entonces, España tendrá que compensar ese déficit y expandir su producción, pero no con tierras de secano, sino en regadíos", acentuó. Carlos Tió agregó que el 25 por ciento del territorio español está bajo algún tipo de protección, por lo que "no se debe poner más piedras en el camino".

Tió destacó que la escasez de precipitaciones causará un retroceso de entre 8 y 9 millones de toneladas respecto a 2007. "Un año de sequía puede significar una producción de 14-15 millones de toneladas de cereales, con unas necesidades normales de 30 a 33 millones de toneladas para alimentación humana y animal", aportó el catedrático de la Universidad Politécnica de Madrid.

A estas cantidades, hay que sumar otros 2,7 millones de toneladas en 2010 para introducir en el combustible el 5,75 por ciento de biocarburantes exigido por la Unión Europea. Pero la UE no es el único país que apuesta por los biocombustibles. También Estados Unidos, Brasil, Canadá, China o la India está fomentando su empleo, algo que "ha cogido con el paso cambiado a la Política Agraria Común".

"La UE avanza hacia un modelo de consumo de calidad, y esto choca totalmente con la decisión de los mercados", determinó el experto, que criticó que "la PAC es incapaz de reaccionar incluso ante la decisión de la propia UE de obligarse a incorporar bioetanol y biodiésel a sus carburantes". "Y hay que añadir que no podemos adoptar variedades transgénicas", manifestó Tió, que abogó por un cambio radical de modelo para no perder el tren del futuro.

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